Mons. Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), aseguró recientemente que “la vida familiar es como un gran salvavidas en medio de la tempestad” de la pandemia de coronavirus COVID-19.
En un artículo publicado en el sitio web de la CEM, el también Obispo Auxiliar de Monterrey, señaló que “la experiencia de la pandemia que estamos viviendo ha dejado clara la grandeza de la familia, de sus valores y experiencias que humanizan, que hablan de ternura, compasión y protección”.
Sin embargo, lamentó, “el matrimonio y la familia se están enfrentando a inmensos desafíos materiales, culturales y espirituales”.
El Secretario General de la CEM destacó “la importancia de que la Iglesia tome parte diligentemente, no sólo en las necesidades más visibles y básicas de las personas, sino sobre todo, de las necesidades más profundas de las familias”.
“En los tiempos de confinamiento estamos volviendo los ojos hacia la familia y sus necesidades: escuela y trabajo desde casa, familiares que atender, ancianos solos, desvalidos, pérdida de empleo, pero, se han revitalizando las categorías de hermano, amigo y vecino”, dijo.
“Hoy es un deseo imperativo: no estar en mal entre hermanos, amigos ni vecinos, porque, es hoy, cuando más nos necesitamos”, añadió.
Para el Prelado, “hoy más que nunca se ha desarrollado entre nosotros la categoría de ‘Casita sagrada’, con las misas y rosarios virtuales en los comedores y salas de cada hogar, en las reuniones de amigos y familiares para rezar, y ahí compartir ilusiones y penas, sufrimientos y nuevos sueños”.
Al finalizar, Mons. Miranda Guardiola aseguró que el deseo del Episcopado Mexicano “unido al del Papa Francisco, es que la familia humana sea hospitalaria y acogedora con todos sus hijos y que, mirando el mismo cielo, caminemos en paz, en la misma tierra”.
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