Este viernes 23 de abril se celebró en Guatemala la ceremonia de beatificación de los “Mártires de Quiché”, grupo conformado por tres sacerdotes españoles y siete laicos guatemaltecos asesinados por odio a la fe entre 1980 y 1991, durante la guerra civil.
Entre los mártires se encuentran tres Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús: el P. José María Gran Cirera, P. Juan Alonso Fernández y P. Faustino Villanueva Villanueva; y los laicos Juan Barrera Méndez, Rosalío Benito Ixchop, Reyes Us Hernández, Domingo del Barrio Batz, Nicolás Castro, Tomás Ramírez Caba y Miguel Tiú Imul.
La ceremonia fue presidida en la mañana del viernes por el Nuncio Apostólico, Mons. Francisco Montecillo Padilla, en el campo de fútbol del Colegio Nuestra Señora del Rosario del municipio de Santa Cruz del Quiché.
También estuvieron presentes Mons. Gonzalo de Villa, Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala; Mons. Rosolino Bianchetti, Obispo de Quiché; Mons. Mario Molina, Arzobispo de Los Altos; Mons. Pablo Vizcaíno, Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu; Mons. José Parra, Obispo Auxiliar de Santiago de Guatemala; y Mons. Julio Cabrera, Obispo Emérito de Jalapa y quien fuera también Obispo de Quiché.
A la ceremonia también asistieron cientos de fieles católicos, que siguieron los protocolos de bioseguridad y distanciamiento para evitar el contagio del coronavirus.
El Obispo de Quiché, Mons. Bianchetti, señala en una carta escrita para la ocasión, que “a lo largo de los años las comunidades de nuestra diócesis han mantenido viva la memoria de quienes han entregado su vida después de haber seguido a Jesús en la misión de hacer que el Reino de Dios se hiciera presente en sus comunidades”.
“Como Jesús nuestros mártires pasaron en este mundo haciendo el bien, siguiéndolo como Maestro y Amigo. Su vida se caracterizó por las obras como promotores de la justicia, de la paz y de una vida que estuviera de acuerdo al proyecto de Dios, nuestro Padre; impulsados por el amor a la verdad, la justicia, la libertad y por los pobres y excluidos”, contó el prelado.
“Hasta el día de su martirio trataron de abrir espacios para ofrecer a todos una alternativa de vida frente a políticas gubernamentales de muerte expresadas mediante la represión, los secuestros y las masacres”, agregó.
Mons. Bianchetti recordó que el objetivo de los mártires “fue ponerse al servicio del Reino de Dios, llevando la tarea, en medio de una persecución declarada a la Iglesia, en sus miembros comprometidos en sus comunidades”.
“Nuestros mártires fueron hombres fieles a su vocación cristiana en las circunstancias históricas en las que les tocó vivir, se fueron santificando viviendo en el mundo sin ser esclavos de la mentira, las injusticias y la deshumanización. Soñaron y se empeñaron para construir una Guatemala distinta, fundada sobre los cimientos de la verdad, la justicia y el amor fraterno”, resaltó.
La guerra civil en Guatemala se extendió desde 1960 hasta 1996, y dejó cerca de 200 mil fallecidos y más de 40 mil desaparecidos. La mayoría de violaciones a los derechos humanos y masacres de civiles se atribuyen a las fuerzas de seguridad del Estado, principalmente el Ejército.
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