En ese sentido, tras indicar que en cada sínodo no faltan las “presiones internas hacia fines a veces inútiles y predeterminados”, Mons. Chaput indica a los delegados que su tarea es “recordar que la Iglesia pertenece a Jesucristo” y que los fieles son hijos de la Iglesia, “no sus arquitectos”.
Así, en referencia al lema del evento eclesial, “Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, el Arzobispo emérito explica que “la ‘comunión’ no es una cuestión de opinión compartida sino de fidelidad compartida a la verdad recibida”.
“La ‘participación” es la tarea de someter nuestra propia voluntad a esa verdad. Y la ‘misión’ es la búsqueda de la Gran Encargo de nuestro Señor: no simplemente ser levadura en el mundo, por vital que sea, sino hacer discípulos de todas las naciones”.
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