Angelo Giuseppe Roncalli, San Juan XXIII, nació en Sotto il Monte, Bérgamo, Lombardía (Italia) en 1881. Desde muy joven se sintió atraído por el servicio sacerdotal; ingresó al seminario y fue ordenado en 1904.
Durante la Segunda Guerra Mundial, siendo obispo, ayudó a salvar la vida de decenas de judíos perseguidos por los nazis, haciendo uso del llamado “visado de tránsito” de la Delegación Apostólica bajo su jurisdicción.
En 1953 fue creado Cardenal y a la muerte de Pío XII, en 1958, fue elegido Sumo Pontífice por el colegio cardenalicio. Con el transcurso del tiempo, se ganó el apelativo de “Papa Bueno”, gracias a sus evidentes cualidades humanas: poseía un gran sentido del humor y un don de gentes muy singular. Le ayudó para ello su aspecto bonachón y su sonrisa perenne, características que dejaban entrever un alma deseosa de Cristo.
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