Después de señalar que en cierto sentido se trata de un atributo conocido, el Cardenal Burke puntualizó que la “sinodalidad, en cuanto término abstracto, es un neologismo en la doctrina sobre la Iglesia. Es bien sabido que el Concilio Vaticano II quiso evitar los términos abstractos de conciliariedad y colegialidad, que no se encuentran en los textos conciliares. Es presumible que el mismo Concilio habría querido evitar un término abstracto como sinodalidad, si lo hubiese conocido”.
El purpurado estadounidense opinó luego que “la tradición canónica conoce la institución del Sínodo como instrumento para dar consejos a los sagrados pastores; no se describe a la Iglesia como sinodal, sino como comunión jerárquica”.
Para el Cardenal Burke, “son los pastores en la comunión salvaguardada y promovida por el ministerio petrino, es decir, la jerarquía, que tiene la responsabilidad de la guía doctrinal, litúrgica y moral de la Iglesia. El Sínodo es una ayuda que se ofrece a los pastores para que puedan cumplir su servicio. No puede sustituir nunca el ministerio pastoral querido e instituido por el mismo Cristo”.
El prefecto emérito de la Signatura Apostólica indicó asimismo que “resulta al menos extraño decir que no se sabe en qué dirección irá el Sínodo, cuando está tan claro que la voluntad es la de modificar profundamente la constitución jerárquica de la Iglesia. Un proceso similar se adoptó en la Iglesia en Alemania para llegar al mismo y nocivo objetivo”.
Publicar un comentario