“Fue el primer y único miembro de una tribu asiática a la que se le concedió un cargo eclesiástico tan distinguido”, subraya el comunicado.
De su personalidad, la Conferencia Episcopal de la India destaca que tenía “múltiples cualidades, algunas innatas y otras adquiridas a través de la autodisciplina y la observación perspicaz. Tiene los pies en la tierra y exige ferozmente la excelencia. El orden y la regularidad son sus señas de identidad. Su honestidad, humildad, sencillez, generosidad, serenidad, gentileza, coraje y desparpajo son las perlas de su gran personalidad”.
Respecto de su personalidad se destaca que era “un hombre de oración y de fe profunda”, con gran devoción por la Sagrada Eucaristía, el Sagrado Corazón de Jesús y un “afectuoso apego” a la Virgen María.
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