Pese a este rigor y a su apartamiento del mundo, la comunidad quisiera encontrar una ubicación ideal en la que puedan también dejar una puerta abierta al mundo.
“Tenemos intención, si encontramos el lugar adecuado, de ofrecer a chicas jóvenes una experiencia más cercana de la vida contemplativa”, explica la Hermana Raquel. Pero no sólo, aunque también, dirigido a las vocaciones, sino para “poder formar a chicas sobre la preciosidad de la vida monástica” o el cultivo del canto gregoriano.
Esa puerta también está entreabierta a través de un blog, en el cual han comenzado a publicar algunas reflexiones y a proponer ejemplos de entrega como el de la joven navarra Corpus Solá y Valencia, quien en 1943 dio su vida por guardar su virginidad en la ciudad de Olite.
“A muchas chicas jóvenes no se les habla de estos temas, de entregar la juventud a Dios, etc. Nosotras, que vivimos apartadas, no tenemos ningún tipo de apostolado ni podemos hablar a la gente, ni catequizar, y se nos ocurrió escribir estas entradas”, explica.
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