El Papa Francisco propuso una oración a San José para que los novios y los recién casados puedan rezar para “pasar del enamoramiento al amor maduro”.
"San José,
tú que has amado a María con libertad,
y has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad, ayuda a cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios
y a acoger la vida no como un imprevisto del que defendernos,
sino como un misterio que esconde el secreto de la verdadera alegría. Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la radicalidad,
pero conservando siempre la conciencia
de que solo la misericordia y el perdón hacen posible el amor. Amén".
El Santo Padre recitó esta oración durante la Audiencia General del miércoles 1 de diciembre que se llevó a cabo en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En su catequesis, el Papa Francisco explicó que los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor valiente para “pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro. Esta es una elección exigente, que, en lugar de aprisionar la vida, puede fortificar el amor para que sea duradero frente a las pruebas del tiempo”.
En esta línea, el Santo Padre invitó a reflexionar sobre que “María y José son dos novios que probablemente han cultivado sueños y expectativas respecto a su vida y a su futuro” y advirtió que “Dios parece entrar como un imprevisto en su historia y, aunque con un esfuerzo inicial, ambos abren de par en par el corazón a la realidad que se pone delante de ellos”.
De este modo, el Papa reconoció que “a menudo nuestra vida no es como la habíamos imaginado. Sobre todo, en las relaciones de amor, de afecto, nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro. Y se debe pasar del enamoramiento al amor maduro, ustedes recién casados, piensen bien esto”.
Además, el Santo Padre señaló que el Evangelio de San Mateo define a San José como hombre “justo” porque cuando quedó embarazada por obra del Espíritu Santo no quiso ponerla en evidencia, sino que “resolvió repudiarla en secreto”.
“El Evangelio dice que José era ‘justo’ precisamente por estar sujeto a la ley como todo hombre pío israelita. Pero dentro de él el amor por María y la confianza que tiene en ella le sugieren una forma que salva la observancia de la ley y el honor de la esposa: decide repudiarla en secreto, sin clamor, sin someterla a la humillación pública. Elige el camino de la discreción, sin juicio ni venganza”, señaló el Papa quien sugirió “nunca terminen el día sin hacer las paces, eso les ayudará en la vida matrimonial y a todos los casados que están aquí”.
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