Tres libros del “poeta místico” y “genio literario” San Juan de la Cruz

Estos libros te pueden ayudar a conocer más sobre la espiritualidad y la obra de San Juan de la Cruz, un fraile místico que no solo contribuyó a la fundación de los carmelitas descalzos, sino que es Doctor de la Iglesia Católica y es considerado un “genio literario”.

San Juan de la Cruz fue un sacerdote carmelita y poeta místico del renacimiento español, a mediados del siglo XVI, que junto a Santa Teresa de Jesús emprendió la reforma de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, que más tarde dio origen a la fundación de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

Shaun McAfee, laico dominico con una maestría en Teología Dogmática, y autor de diversos libros que ayudan a la formación espiritual de los católicos, escribió en National Catholic Register, que San Juan de la Cruz es un “genio literario”, pues tiene una especial forma de “convencer a los lectores a ser honestos y espiritualmente conscientes de sí mismos”.

En su artículo, McAfee reconoció que cuando se inició en la vida de la Iglesia y comenzó a conocer sobre la vida de los santos, pensó que San Juan de la Cruz era el apóstol que estuvo presente en la crucifixión de Jesucristo.

Sin embargo, años después, luego de que le recomendaran leer la “maravillosa obra de la mística española”, El Castillo Interior o Las Moradas de Santa Teresa de Jesús, donde se muestra "el desarrollo de la vida cristiana hacia la santidad”, McAfee pasó de tener un “aprecio por el santo español a la total devoción por sus obras”. 

Para McAfee, existen tres obras espirituales de San Juan de la Cruz que “juntas son consideradas, incluso por los seglares”, como parte del “apogeo de la literatura española”, algo que no solo es “un gran elogio para el santo”, sino un “incentivo para leer sus obras con aprecio”.

“Cualquiera que esté interesado en leer sobre su asombrosa vida encontrará que su tiempo de lectura está bien invertido”, agregó.

A continuación, presentamos tres libros de San Juan de la Cruz que no te puedes perder:

1. Noche Oscura del Alma

La obra más famosa de San Juan de la Cruz es Noche Oscura del Alma, “un poema nunca nombrado por el santo”. Esta obra “es uno de los tres principales libros que todo católico debe leer ¡Con suerte, lo antes posible!”, dijo. 

McAfee explicó que si bien algunas personas “creen que el libro se refiere a la depresión clínica”, en realidad, “parte del libro toca las pruebas de la vida y la virtud cristiana de la fortaleza”. “Me gusta pensar que el libro retrata el viaje de un alma desde la oscuridad y la ansiedad hasta la paz amorosa y la perfección espiritual”, dijo.

El libro “está lleno de mensajes esperanzadores, pero para mí, las advertencias y la presentación inteligente del lado espiritual de los pecados capitales y las actitudes hacen que sea una de las lecturas más reveladoras de cualquier santo”, agregó.

Además, destacó que el santo “tiene una forma, como ninguna otra, de convencer a los lectores, de ser honestos consigo mismos y espiritualmente conscientes de sí mismos, pero no acusadores ni críticos”.

2. Subida del Monte Carmelo

Otro “gran texto” es Subida al Monte Carmelo, una obra “donde vemos un poco más de la vida y experiencias del santo en sus propias palabras”.

McAfee explicó que no es “como una autobiografía como la de su mentora Santa Teresa, sino como un tratado espiritual sobre la unión con Cristo a través de la vida ascética: el metafórico Monte Carmelo”. 

En el libro “también vemos más detalles sobre la ‘noche oscura’”, a la que se refiere en la obra mencionada anteriormente, como “privaciones en busca de la plenitud espiritual”, dijo.

3. Cántico Espiritual 

La otra obra maestra es Cántico Espiritual, un libro “basado en otro poema al que San Juan de la Cruz no le puso un título”. 

Según McAfee, el santo “hizo y memorizó un poema de 30 estrofas mientras estuvo encarcelado durante nueve meses en condiciones horribles”. Explicó que “años más tarde, después de predicar estas estrofas, las escribió y rápidamente le pidieron que escribiera un comentario”.

“Como muchas de las obras de otro santo de la Contrarreforma, San Francisco de Sales”, San Juan de la Cruz “nunca quiso que se publicara su carta de guía espiritual”; sin embargo, “para beneficio y disfrute de innumerables almas, gracias a Dios fueron publicadas”. 

¿Por qué el santo llevaba el nombre “De la Cruz”?

McAfee recordó que la historia de San Juan de la Cruz “está llena de virtudes heroicas y luchas espantosas”, y que pese a todo era un “hombre con un buen sentido del humor” que perdonó a los que lo pusieron bajo cautiverio.

Relató que “los días posteriores a su fuga de la prisión, [el santo] estaba en una casa cercana contando historias y divirtiendo la conciencia de los fieles”, y que además, “demostró un perdón impecable a sus opresores, quienes pertenecían al mismo orden que él intentaba reformar”.

No obstante, McAfee señaló que existe un hecho especial en la vida del santo que retrata con mayor profundidad por qué lleva el nombre “De la Cruz”.

“Estaba en algo cercano a la verdad cuando dije que pensaba que este Juan era el mismo Juan que estaba en la cruz para presenciar la crucifixión de Jesús”, dijo.

“Sí, se puede decir que es conocido como ‘de la Cruz’” no solo por “su sello espiritual de sufrir en el perdón, identificándose bien con Cristo en la cruz”, sino porque el santo llegó a tener una visión de la crucifixión de Cristo, desde el punto de vista “del Padre, la Primera Persona de la Santísima Trinidad”.

Luego de este suceso místico, el santo “hizo un boceto notable de lo que tenía en la mente: una vista desde arriba de Jesús colgando de la Cruz”. Esta impactante imagen claramente dejó en el santo una “profunda impresión del dolor que seguramente Cristo sufrió”, concluyó.

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