23 de marzo de 2023 / 12:13 p. m.
El Papa Francisco señaló 5 “actitudes evangélicas” que deben tener los confesores: capacidad de acoger sin prejuicios, escuchar con el oído del corazón, dispensar el perdón generosamente, y no forzar el camino penitencial y el silencio.
Los participantes en el XXXIII Curso sobre el Fuero Interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica, se reunieron este jueves con el Papa Francisco en el Vaticano.
Al comienzo de su discurso, el Papa recordó que la Penitenciaría Apostólica ofrece este “importante y valioso momento de formación, para contribuir a la preparación de buenos confesores, plenamente conscientes de la importancia del ministerio al servicio de los penitentes”.
En este sentido, destacó que existe un vínculo inseparable “entre la vocación misionera de la Iglesia y el ofrecimiento de la misericordia a todos los hombres”.
“Viviendo de la misericordia y ofreciéndola a todos, la Iglesia se realiza a sí misma y cumple su acción apostólica y misionera”, señaló.
Asimismo, subrayó que no es posible, sobre todo en el tiempo de Cuaresma, “dejar de prestar atención al ejercicio de la caridad pastoral, que se expresa de modo concreto y eminente precisamente en la plena disponibilidad de los sacerdotes, sin ninguna reserva, para ejercer el ministerio de la reconciliación”.
Actitudes evangélicas del confesor
Para el Santo Padre, “la disponibilidad del confesor se manifiesta en algunas actitudes evangélicas”.
Entre estas actitudes destacó la capacidad de acoger a todos sin prejuicios, “porque sólo Dios sabe qué gracia puede obrar en los corazones, en cualquier momento”.
Después, señaló que es indispensable “escuchar a los hermanos con el oído del corazón, herido como el corazón de Cristo”.
Otra actitud “evangélica” del confesor debe ser “absolver a los penitentes, dispensando generosamente el perdón de Dios”, así como “acompañar el camino penitencial, sin forzarlo, siguiendo el ritmo de los fieles, con paciencia y oración constante”, indicó el Papa.
Además, el Pontífice explicó que “el sacerdote en el confesionario ama el silencio, es magnánimo de corazón, sabiendo que cada penitente lo interpela en su condición personal: ser pecador y ministro de misericordia”.
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Según el Santo Padre, “esta conciencia hará que los confesionarios no queden abandonados y que a los sacerdotes no les falte disponibilidad”.
“La misión evangelizadora de la Iglesia pasa en gran parte por el redescubrimiento del don de la Confesión, también con vistas al próximo Jubileo de 2025”, señaló el Papa Francisco.
Facilitar el Sacramento de la Reconciliación
Siguiendo esta línea, el Papa Francisco animó a que en los planes pastorales de las Iglesias particulares, el servicio sacramental de la Reconciliación nunca carezca de un lugar propio.
También invitó a que en cada catedral y en las penitenciarías se dé “la presencia regular de un confesor, con horarios amplios, en cada ámbito pastoral, así como en las iglesias atendidas por comunidades religiosas, para que haya siempre un penitenciario de guardia”.
“Si la misericordia es la misión de la Iglesia, hay que facilitar al máximo el acceso de los fieles a este ‘encuentro de amor’, cuidándolo desde la primera confesión de los niños y extendiendo esta atención a los lugares de cuidado y sufrimiento”, subrayó.
“Cuando no se puede hacer mucho para curar el cuerpo, -enfatizó el Papa- ¡se puede y se debe hacer mucho por la salud del alma!”.
El Santo Padre aseguró que “en la Confesión individual, Dios quiere acariciar personalmente a cada pecador con su misericordia: el Pastor, sólo Él, conoce y ama a las ovejas una por una, especialmente a las más débiles y heridas”.
Por ello, afirmó que “las celebraciones comunitarias deben potenciarse en determinadas ocasiones, sin renunciar a la Confesión individual como forma ordinaria de celebrar el sacramento”.
“Cristo siempre vence”
Durante la audiencia, el Papa Francisco también señaló que ante los “focos de odio y venganza” que hay en el mundo, los confesores deben “multiplicar los focos de misericordia”.
“No olvidemos que estamos en una lucha sobrenatural, una lucha que parece particularmente virulenta en nuestro tiempo, aunque ya conocemos el resultado final de la victoria de Cristo sobre los poderes del mal”, indicó.
Para el Papa, “esta victoria se realiza verdaderamente cada vez que se absuelve a un penitente, nada ahuyenta y vence más al mal que la misericordia divina”.
Por último, invitó a los presentes “a redescubrir, profundizar teológicamente y difundir pastoralmente esa extensión natural de la misericordia que son las indulgencias, según la voluntad de nuestro Padre celestial de tenernos siempre y sólo con Él, tanto en esta vida como en la eterna”.
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