2 de marzo de 2023 / 8:48 p. m.
La hermana María Guadalupe Labarthe, sobrina bisnieta de la beata mexicana María de la Concepción “Conchita” Cabrera de Armida y hoy integrante de las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, reflexiona sobre el legado de su tía bisabuela: “Conchita ha llegado a la santidad siendo esposa, madre, laica y fundadora de comunidades religiosas”.
En diálogo con ACI Prensa, la hermana María Guadalupe, de 83 años, asegura: “Yo siento que Conchita es un verdadero regalo de Dios a nuestro mundo, a nuestra Iglesia, a todo hombre y mujer que tenemos sed de Dios”.
“Conchita enseña que la santidad es un llamado a todos los cristianos, laicos, religiosas, sacerdotes y obispos”, añadió.
La vida de Conchita Cabrera: La unión de la vida matrimonial y el profundo amor a Dios
Conchita Cabrera nació en San Luis Potosí, a unos 400 kilómetros al norte de Ciudad de México, el 8 de diciembre de 1862. Fue esposa y madre de nueve hijos.
Enviudó a sus 39 años, dedicándose al estudio y a la educación de sus hijos.
Realizó diversas fundaciones, entre ellas el Apostolado de la Cruz, la Congregación de las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, la Fraternidad de Cristo Sacerdote y los Misioneros del Espíritu Santo.
En su autobiografía, Conchita recordó cómo su vocación matrimonial y su vida de fe fueron de la mano: “Se me hacía tan fácil juntar las dos cosas”.
Falleció en Ciudad de México el 3 de marzo de 1937. El Papa Francisco aprobó su beatificación en 2018, y Conchita Cabrera de Armida fue elevada a los altares el 4 de mayo de 2019 en la Basílica de Guadalupe.
La inspiración de la Beata en la vida religiosa de su sobrina bisnieta
La hermana María Guadalupe señaló que no llegó a conocer a la beata, pues “ella murió antes que yo naciera”. Sin embargo, Dios la guió por el camino hacia la congregación que fundara su tía bisabuela.
“Yo conocí a las religiosas de la Cruz desde niña. Mi papá tuvo una hermana religiosa de la Cruz, Magdalena Sofía Labarthe”, recordó, añadiendo: “Mi mamá tuvo una hermana religiosa de la Cruz, Clara María Cabrera”.
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“Yo desde niña tuve mucho amor a la Eucaristía, y lo que me atrajo a la Congregación fue la adoración continua a Jesús Eucaristía”. En el ambiente en el que creció, Conchita “estaba muy presente", señaló.
Cuando cumplió 24 años, a la hermana María Guadalupe la invitaron a trabajar en los escritos de su tía bisabuela.
“Fue el descubrimiento más precioso que he tenido realmente, porque fue algo muy especial darme cuenta de que Conchita todo lo ve, lo vive, desde la relación con Jesús. Eso me cautivó”, expresó.
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