26 de marzo de 2023 / 4:29 p. m.
El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gomez, presidió una masiva procesión eucarística el sábado 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor.
El evento se enmarca en el proceso de reavivamiento eucarístico que se realiza durante tres años, hasta junio de 2025, en la Iglesia en Estados Unidos, bajo el lema “Mi carne para la vida del mundo”.
Antes de la procesión eucarística en la que participaron unos mil fieles, el Prelado presidió una Misa en la capilla de la anunciación en la Misión San Gabriel.
En su homilía, Mons. Gomez comentó que “nuestra Santísima Madre María fue la primera persona que hizo una ‘procesión eucarística’. Ella fue la primera persona que llevó a Jesús a las calles, y así al mundo”.
“Recordemos que, justo después de la Anunciación, María se levantó y fue a prisa a visitar a su prima Santa Isabel (...) y recordamos que, cuando llegó, Isabel se llenó del Espíritu Santo y el niño que llevaba en su seno saltó de alegría”.
De ese modo, reiteró el Prelado de origen mexicano, “la Visitación fue la primera procesión eucarística. Y hoy, hermanos y hermanas, continuamos esa tradición”.
Tras comentar que la Virgen María le dijo “sí” al plan de Dios, Mons. Gomez animó a decirle sí a Dios.
“Sí, a su plan para nuestras vidas. Sí, a su llamada para que le sigamos y llevemos su luz y su amor al mundo. Hoy pedimos a Dios que nos dé la gracia, la fuerza y el valor para ayudarnos a llevar a Dios al mundo, como hizo María”, continuó.
El Arzobispo de Los Ángeles destacó asimismo que “Dios quiere que ‘anunciemos’ a Jesús en nuestra vida cotidiana, que llevemos la buena noticia de su amor a las personas de nuestra vida. Y recordemos que podemos estar tan cerca de Jesús como lo estuvo María”.
“Cuando recibimos la Eucaristía, tenemos a Jesús dentro de nosotros, su Cuerpo y su Sangre, su Alma y su Divinidad, igual que María. Por eso, renovemos hoy nuestro asombro ante el don de la Sagrada Eucaristía”, alentó Mons. Gomez.
Para concluir, el Arzobispo pidió que “Santa María, nuestra Santísima Madre, nos guarde a todos bajo el manto de su amor. Que interceda por nosotros y nos ayude a abrir nuestras vidas al servicio del hermoso plan de salvación de su Hijo, como ella hizo”.
(El artículo continúa después)
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