18 de marzo de 2023 / 12:01 a. m.
Cada 18 de marzo, la Iglesia universal celebra a San Cirilo de Jerusalén, Doctor de la Iglesia.
San Cirilo fue un obispo de origen griego que vivió en el siglo IV, considerado uno de los exponentes más importantes de la Patrística (periodo de los Padres de la Iglesia) gracias a su contribución al desarrollo y esclarecimiento de la doctrina cristiana.
Es recordado y celebrado también por haber sido obispo de Jerusalén, siendo en todo momento un fiel expositor y defensor (apologeta) de la recta doctrina.
Catequista de vocación
Cirilo nació cerca de Jerusalén alrededor del año 315. Según la tradición fue ordenado sacerdote por San Máximo, obispo de la Ciudad Santa, quien le encomendó instruir a los catecúmenos.
El santo realizó esta tarea por muchos años, algo que lo obligó a estudiar y conocer más de cerca los contenidos de la fe. Más tarde se animaría a escribir y realizar aportes que resultaron cruciales para la teología de los sacramentos -en particular del bautismo, la Confirmación y la Eucaristía-.
A partir del año 348, Cirilo sucedería a Máximo en la sede de Jerusalén. Así, se iniciaría un periodo de 35 años en los que el santo estuvo a la cabeza de la Iglesia de la antigua ciudad.
Lamentablemente, de esas tres décadas y media pasó dieciséis años en el destierro de manera intermitente, a causa de numerosos enfrentamientos con quienes alteraban la letra y el sentido de las enseñanzas de Cristo.
Sus escritos y discursos no fueron acogidos por muchos poderosos en virtud a su ortodoxia. Lo que en buena parte hizo San Cirilo fue inspirarse y desarrollar la enseñanza establecida en el Concilio de Nicea (A. D. 325), primer concilio ecuménico, en el que se hizo frente a arrianistas y paganos en el terreno político y eclesial.
En sintonía con las Escrituras y la Sagrada Tradición
El Papa Benedicto XVI recordaba en la Audiencia General del 27 de junio de 2007 que son 24 los escritos de San Cirilo que se conservan hasta hoy. Estos textos denominados "Catequesis" a secas, le merecieron al santo, siglos después, el título de Doctor de la Iglesia, concedido por el Papa León XIII en 1883.
Las Catequesis son un conjunto de sermones pronunciados en la Ciudad Santa acerca de la penitencia, el pecado, el bautismo y el Credo, con el propósito de instruir a los catecúmenos y recién bautizados.
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De acuerdo al recientemente fallecido Papa Emérito, hay en estos textos un desarrollo de la teología sacramental en varios niveles, perfectamente integrados en la liturgia de iniciación cristiana, que los fieles han de renovar constantemente: “La catequesis de san Cirilo, basándose en las tres dimensiones descritas —doctrinal, moral y mistagógica— es una catequesis global en el Espíritu. La dimensión mistagógica [iniciación cristiana] lleva a cabo la síntesis de las dos primeras, orientándolas a la celebración sacramental, en la que se realiza la salvación de todo el hombre”.
Por otra parte, San Cirilo recoge en su obra notas importantes en torno a los símbolos cristianos, como por ejemplo la Cruz del Señor o la roca que cerró el Santo Sepulcro. El interés por estos temas fue una herencia de San Macario, antiguo obispo de la Ciudad Santa, quien según la tradición apoyó a Santa Elena en la búsqueda de las sagradas reliquias de Cristo.
Padre conciliar y siempre catequista
La historia de la Iglesia nos recuerda la importancia de la participación de San Cirilo en el Concilio de Constantinopla (el segundo concilio ecuménico de la historia) celebrado entre mayo y junio del año 381.
Por su cabal argumentación en contra del arrianismo, los padres conciliares llegaron a referirse a él en estos términos: "Valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión"; términos en los que se subrayan dos importantes características del santo, necesarias en todo catequista: valor y capacidad de lucha espiritual. Ambos rasgos deben ir, además, unidos al estudio y la oración.
La condena al arrianismo vino por la elucidación de esta doctrina como falsa, al ser una postura que sostenía que Cristo había sido creado, afirmación que conlleva a la negación de su divinidad y al desconocimiento de Dios como Trinidad Santa.
San Cirilo murió en Jerusalén en el año 386.
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¿Quieres saber más sobre San Cirilo? Puedes leer este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/San_Cirilo_de_Jerusalén.
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