San Gregorio Taumaturgo fue uno de los Padres de la Iglesia cuyos escritos, a pesar de ser pocos, ayudaron grandemente a la formación de la doctrina católica.
"Taumaturgo" se le dice a aquella persona que hace muchos milagros y, según indica la tradición popular, no se había visto a un hombre conseguir tantos milagros como los que obtuvo San Gregorio desde tiempos de Moisés.
Nació en Neocesarea en el Ponto, hoy territorio de Turquía, alrededor del año 213. En su juventud planeó trasladarse a Beritos, en Fenicia, para asistir a la escuela de Derecho, pero a pedido de su hermana, cuyo marido había sido nombrado gobernador de Palestina, se trasladó a Cesárea de Palestina.
Al llegar conoció a Orígenes, el sabio más grande de su tiempo y director de la escuela catequética de Alejandría. Desde su primer encuentro, Orígenes se dio cuenta de que Gregorio poseía unas cualidades innatas para el estudio y lo recibió en su famosa escuela.
Gregorio emprendió primero el estudio de filosofía y luego teología, pero su mente continuó inclinada hacia los estudios filosóficos, a tal extremo que ya en su juventud anhelaba fuertemente demostrar que la religión cristiana era la única verdadera y buena filosofía. Por siete años sobrellevó la disciplina mental y moral de Orígenes.
En el año 238, cuando Gregorio terminó sus estudios, elaboró un hermoso discurso de despedida a su maestro, alabando sus métodos para educar.
Al llegar a su tierra natal de Neocesarea del Ponto, fue nombrado obispo a pesar de su corta edad y empezó entonces una cadena incontable de milagros.
Cuando estalló la persecución del emperador romano Decio, en el 250, San Gregorio aconsejó a los cristianos que se escondieran para no ponerse en el peligro de renegar de su fe cristiana por temor a los tormentos.
Se hizo célebre en la historia de la Iglesia por esta frase poco antes de morir entre el 270 y 275: "¿Cuántos infieles quedan aún en la ciudad sin convertirse al cristianismo?" Le respondieron: "Quedan diecisiete", y él exclamó gozoso: "Gracias Señor: ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino 17 cristianos, y ahora no hay sino 17 paganos".
Tras su fallecimiento el pueblo lo invocaba ante la amenaza de inundaciones y terremotos, debido a que, en vida, con sus oraciones y sacrificios logró detener terribles inundaciones que amenazaban acabar con todos los cultivos y hogares de la ciudad.
Se conservan hasta el día hoy 7 ítems entre libros y cartas, de distinto valor y profundidad teológica de San Gregorio Taumaturgo.
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