Una madre cristiana podría iniciar una acción legal contra las autoridades de un colegio inglés que obligó a su hijo de cinco años a participar de las celebraciones en honor al “Día del Orgullo Gay”.
Izoduwa Adhedo es una de las madres que junto a otros padres se quejaron de que sus hijos, alumnos de la escuela primaria Heavers Farm en el sureste de Londres (Inglaterra), hayan sido obligados a participar del evento gay “Orgulloso de ser yo” el 29 de junio de 2018, en el que se alentó a los alumnos a marchar con pancartas.
Además de presentar una queja oficial contra la directora del colegio Susan Papas, Adhedo está estudiando con Christian Concern, organización que regularmente toma casos de personas que denuncian discriminación religiosa, una posible una acción legal contra el centro de estudios.
El maltrato que recibió Adhedo incluyó que se le impidiera ingresar al colegio en el momento que quiso presentar una queja a las autoridades por la realización del evento; y posteriormente, que su hijo sea suspendido durante cuatro horas a consecuencia de las objeciones.
Según una declaración publicada por el Christian Legal Center (CLC) del Reino Unido, algunos de estos padres, incluida Adhedo, afirman haber sido tratados “desdeñosamente” y ser “víctimas” de maltrato.
Por su parte, Susan Papas le dijo a The Guardian: “Al final del año, decidimos hacer algo contra la homofobia como parte del mes del Orgullo, tomando la idea de que las personas y las familias pueden ser diferentes, pero todos pueden estar orgullosos. Hubo algunas objeciones, pero fueron superadas por el apoyo”.
Papas se negó a comentar sobre la queja de Adhedo, diciendo que no podía hablar sobre alumnos o sus familias.
En una declaración, Adhedo dijo que después de quejarse de que su pequeño hijo fuera “obligado a participar en un evento que va en contra de nuestras creencias cristianas, la actitud de la escuela hacia mí cambió por completo. Conozco a otros padres que tienen miedo de hablar por cómo la escuela me ha tratado”.
“Era como ser intimidada. Dejaron de tratarme como a cualquier otro padre, eran antagónicos hacia mí. Creo que tomaron represalias al excluirme injustificadamente de las instalaciones, amonestar a mi hijo y no tomar en serio mis preocupaciones. Ni siquiera estaba tratando de detener el evento. Solo quería que mi hijo recibiera educación, en lugar de adoctrinamiento”, añadió.
Hablando en nombre de todos los padres que se quejaron, CLC dijo que el colegio Heavers Farm está “forzando una agenda LGBT muy agresiva para los niños menores de 12 años de una manera que abusa de los derechos de los padres”.
Según Christian Concern, Adhedo retiró a su hijo de la escuela en octubre de 2018, inmediatamente después que lo suspendieran por varias horas como una forma de represalia.
Roger Kiska, de Christian Concern, dijo que era “inapropiado” que se haga proselitismo con los niños “en este tema. La escuela ha cruzado una línea”.
La escuela de Heaver Farm realizó una “campaña sistemática para celebrar los estilos de vida LGBT. Va más allá de un desfile, incluidos los niños a quienes se les lee de ciertos libros y carteles que se ponen en las paredes. Cuando empiezas a hacer que la empresa de la educación se convierta en proselitismo”, explicó.
Otra madre de familia, Izzy Montague, también expresó su preocupación por el evento. Cuando estaba en una reunión con la directora del colegio, un miembro del personal llevaba puesta una camiseta con el eslogan “¿Por qué ser racista, sexista, homofóbica o transfóbica cuando puedes estar tranquila?”
La reunión siguió adelante, pero Montague escribió más tarde una carta de queja a la escuela.
“Dada la naturaleza de mis quejas, obviamente fue un acto deliberado llevar la camiseta. Creo que pretendía menoscabar mis puntos de vista e intimidarme en el silencio”, dijo Montague al Daily Mail.
La madre de familia también pidió que su hijo fuera excusado ya que el evento “promovía estilos de vida gay” que estaba en conflicto con sus creencias cristianas.
“Se supone que las escuelas son tolerantes con diferentes religiones y con diferentes sexualidades. Dentro de nuestra fe, enseñamos que un hombre y una mujer juntos es lo que hace una familia, pero en mi opinión, la escuela estaba promoviendo un estilo de vida diferente a los alumnos”, indicó.
“Un padre –continuó– me contó sobre un libro que los maestros le estaban leyendo a los niños sobre dos pingüinos machos que se enamoran y nadie nos consultó sobre esto”.
Montague mantuvo a su hijo en casa el día del evento y luego decidió cambiarlo a un colegio católico.
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