Unidad ProVida Neuquén-Alto Valle (Argentina) publicó una serie de videos testimoniales que relatan la persecución que viven alumnos, padres, apoderados y docentes que alzan la voz contra la imposición de la ideología de género en los centros educativos.
Desde octubre de 2006 está vigente la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Pero es en 2018, luego del rechazo a la legalización del aborto por parte del Senado de Argentina, cuando la discusión y presión para implementar la ideología de género en las escuelas fue en aumento.
En mayo de 2018 el Consejo Federal de Educación emitió una resolución que obliga a las jurisdicciones a implementar la ESI en todos los niveles escolares bajo los ejes conceptuales de “cuidar el cuerpo y la salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad y ejercer nuestros derechos”, describe el anexo.
En estos meses, algunos alumnos, docentes, padres y apoderados han rechazado las prácticas que se contraponen a una verdadera educación sexual y en cambio, imponen la ideología de género.
Guillermina de 17 años cursaba quinto año en un colegio secundario en Neuquén cuando se generó un debate sobre la ideología de género y el aborto en el curso.
“Mi postura no fue respetada”, dijo Guillermina, quien se sintió agredida y discriminada por decir que está a favor de la vida.
La joven decidió exponer su situación a los directivos del colegio pero no tuvo respuesta. Por eso decidió manifestar su molestia por las redes sociales ya que “los episodios de agresión eran continuos. No soporte más esa situación”.
Luego de esa campaña en las redes sociales, las autoridades del colegio se comprometieron a “respetar” sus ideas pero en la práctica continuaron los rechazos, denunció la joven.
Por su parte, Romina, apoderada de una niña de jardín de la localidad de Allen, Río Negro, se enteró que la maestra leyó a los niños un cuento que hablaba de que los juguetes no tenían género.
Ella manifestó por escrito a la directiva del jardín que se debe “leer ESI sin ideología de género”, pero estos le respondieron que “no estaban de acuerdo” con su postura.
Si bien la directora se comprometió a mostrar el contenido de los talleres ESI, “todavía estamos esperando el material”, aseguró Romina.
El otro caso es de Ricardo Castro, jefe de departamento de matemáticas en una escuela de Neuquén.
En julio de este año, el director del establecimiento le insistió que debía planificar sus clases integrando la ideología de género. “Yo le dije que no, porque va contra mis convicciones personales y cristianas”, señaló.
Ricardo debió manifestar su negativa por escrito y el asunto fue dirigido a su supervisor, luego a la dirección de medios del colegio. Aseguró que allí le dijeron que él “era del siglo pasado” y que desconocía los derechos del niño.
Castro en todo momento objetó en conciencia, porque los contenidos de la ideología de género “no tienen nada que ver con las matemáticas” y “va en contra de la ciencia que biológicamente dice que existe hombre y mujer”.
La directiva insistió que Castro no puede “hacer cuestionamientos a dicha ideología” y que debe “enseñar y pasar los contenidos porque atraviesan a todas las áreas educativas”. “Yo sentí que esto es totalitario y una persecución” que dura hasta hoy con constantes llamados a la dirección, denunció el docente.
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