“Cinco años después del desastre, se han logrado tremendos avances. Todavía es posible ver las cicatrices del tifón Haiyan si se mira lo suficientemente de cerca, pero gran parte de la infraestructura ha sido reparada y es completamente funcional”, dijo a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI- Matthew McGarry, representante subregional de CRS en Filipinas.
No obstante, lamentó que todavía “muchas personas y comunidades siguen sufriendo el trauma de la tormenta, y los más vulnerables han tenido dificultades para reconstruir sus hogares, restaurar sus medios de subsistencia y recuperar sus vidas”.
El tifón Haiyan atravesó el Pacífico occidental a fines de 2013 destruyendo edificios, carreteras y suministros de agua en gran parte del país, matando a más de 6.000 personas y desplazando a 4 millones más. El desastre natural causó un daño estimado de 2.2 mil millones de dólares.
En promedio, Filipinas recibe ocho a nueve tifones tropicales por año.
Catholic Relief Services, que había estado presente en Filipinas desde 1945, pudo ayudar de inmediato en los esfuerzos de socorro. Trabajando a través de sus redes de socios en todo el país, ayudó a más de 20.000 familias inmediatamente, siendo una de sus respuestas de emergencia más grandes, señaló McGarry.
En aquel entonces, CRS ofreció refugios temporales, acceso a agua y saneamiento, y necesidades domésticas.
Aunque ya estaban establecidos en el país, un esfuerzo de este tamaño representó desafíos, dijo McGarry, incluyendo “la logística de trasladar personal y suministros a una isla cuya infraestructura había sido demolida”.
Hoy, cinco años después de la tormenta masiva, CRS continúa sus esfuerzos de reconstrucción. Mirando hacia el futuro en los próximos cinco años, la agencia espera pasar de la recuperación al desarrollo, ayudando a más de 100.000 familias a medida que continúan reconstruyendo.
Los esfuerzos para avanzar se centrarán en la infraestructura del hogar y el crecimiento de los medios de vida para los más vulnerables. Se pondrá énfasis en reconstruir con más eficiencia que antes, implementando medidas de reducción del riesgo de desastres.
En una comunidad vulnerable, dijo McGarry, la agencia está trabajando para ayudar a construir viviendas permanentes que ofrezcan “seguridad y estabilidad a largo plazo”.
Los residentes del vecindario de Anibong se enfrentan a un desalojo después de que el área fuera declarada “no habitable”. Por tal motivo, CRS está trabajando para construir una comunidad planificada desde cero para 900 familias del vecindario.
Trabajando con la comunidad, el gobierno y la Iglesia local, la agencia está construyendo un nuevo vecindario con casas, carreteras, agua y electricidad, una escuela y espacios comerciales.
Para los residentes de Anibong, la nueva comunidad no solo será una oportunidad para recuperar lo que se perdió, sino también una oportunidad para reconstruir mejor que antes.
“Las familias ya están ahorrando para comprar el título de propiedad de la corporación de vivienda social que CRS ha elegido para administrar las hipotecas a largo plazo”, concluyó McGarry.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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