Hoy se recuerda al Beato Augusto Czartoryski, el Príncipe que se convirtió en salesiano

Cada 2 de agosto la Iglesia en Polonia conmemora al Beato Augusto Czartoryski, sacerdote salesiano. Augusto renunció a su condición de príncipe para abrazar el sacerdocio de Cristo siguiendo las huellas de dos grandes santos: Don Bosco y San Rafael Kalinowski.

Nacido para un principado

Augusto nació cuando sus padres estaban en el exilio, en París (Francia), el 2 de agosto de 1858. Su padre fue el príncipe polaco Ladislao Czartoryski y su madre la duquesa española María Amparo Muñoz y Borbón.

En aquel momento Polonia era un país fragmentado, repartido entre las grandes potencias europeas desde 1795. La familia de Augusto soñaba con el renacimiento de su patria y tenía esperanzas de que él ayudara a esta causa.

Sin embargo, Dios le fue mostrando al futuro beato otro camino. Augusto no tardó en darse cuenta de que no estaba hecho para la vida en la corte y para las comodidades de la aristocracia. A los 20 años le escribió una carta a su padre en la que expresaba su inconformidad con la vida mundana y que ambicionaba no los tesoros de la tierra, sino los del cielo.

Tal determinación era el resultado de un discernimiento vocacional en el que influyó su maestro Rafael Kalinowski –canonizado por el Papa San Juan Pablo II en 1991–. Kalinowski había sido preceptor de Augusto por un periodo de tres años.

Al lado de Don Bosco

Sin embargo, las cosas no quedarían allí. Augusto, a los 25 años, pasaría por una experiencia decisiva: el encuentro con Don Bosco en París. El fundador de los salesianos celebraría una Misa y Augusto sería llamado para servir en el altar. Durante la misa, quedó impresionado por la reverencia de Don Bosco al celebrar, y tomó al santo como modelo. El joven beato se descubrió más que nunca llamado a ser un salesiano.

No obstante, Don Bosco tuvo siempre una actitud prudente en torno a aceptar a un “príncipe” en la congregación. Incluso el Papa León XIII fue consultado al respecto; de manera que tuvo que intervenir de manera directa. Finalmente, la solicitud del joven noble fue aceptada por el Pontífice, quien autorizó que Augusto perteneciera a los salesianos “hasta la muerte”.

Luego de los años de preparación, en los que se produjo la muerte de Don Bosco, el príncipe Czartoryski emitió sus votos en la Pía Orden de San Francisco de Sales, convirtiéndose así en salesiano. Más tarde, el 2 de abril de 1892, sería ordenado sacerdote.

Fruto maduro de la Iglesia

Debido a una enfermedad, la vida sacerdotal de Augusto duró apenas un año. Solo pudo servir, durante ese año, en el municipio italiano de Alassio.

El Cardenal Cagliero resumió así el último período de vida del joven sacerdote: “¡Él ya no era de este mundo! Su unión con Dios, la conformidad perfecta con el divino querer en la agravada enfermedad, el deseo de conformarse a Jesucristo en los sufrimientos y en las aflicciones, lo hacían heroico en la paciencia, calmo en el espíritu, e invencible, más que en el dolor, en el amor de Dios”.

Augusto murió el 8 de abril de 1893, sentado en un sillón que había usado alguna vez Don Bosco.

Legado e inspiración para los jóvenes de hoy

En la estampita de la primera Misa que celebró estaba escrito un fragmento del salmo 83: “Para mí, un día en tus atrios vale más que mil fuera. Bienaventurado quien vive en tu casa: siempre canta tus alabanzas”.

Sus restos fueron transportados a Polonia y sepultados en la cripta parroquial de Sieniawa, al lado de sus ancestros. Precisamente, en aquella parroquia Augusto había hecho alguna vez su Primera Comunión.

Don Augusto Czartoryski fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II el 25 de abril de 2004.

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