El Papa Francisco entró caminando con bastón al Aula Pablo VI del Vaticano, y no en silla de ruedas como los últimos meses, para presidir la Audiencia General de este miércoles 3 de agosto.
A partir de esta semana, el Santo Padre reanudó sus actividades oficiales después de la breve pausa que realizó durante el mes de julio antes de su viaje apostólico a Canadá.
De este modo, el Papa Francisco fue recibido con ovaciones y aplausos por las personas presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa Francisco reanudó las Audiencias Generales en el Vaticano y entró caminando con bastón al Aula Pablo VI. Al finalizar, pidió la silla de ruedas para ir a saludar por los pasillos a las personas presentes. https://t.co/RSDLYnjjEn Foto: Daniel Ibáñez / ACI Group pic.twitter.com/mTuSulCYb1
— Mercedes De la Torre (@mercedesdelat) August 3, 2022
Después de la lectura del breve pasaje de Jesús con los discípulos de Emaús en diferentes idiomas, el Papa Francisco pronunció su catequesis en italiano que dedicó a su reciente viaje a Canadá.
“Se trató de un viaje diferente a los otros. De hecho, la motivación principal era la de encontrar a las poblaciones originarias para expresarles mi cercanía, la cercanía de la Iglesia, y mi dolor y pedir perdón, pedir perdón por el daño que les hicieron aquellos cristianos, incluidos muchos católicos, que en el pasado colaboraron en las políticas de asimilación forzada y liberación de los gobiernos de la época”, explicó el Papa.
El Santo Padre recordó que el lema del viaje fue “Caminar juntos” y añadió que “en Canadá se ha iniciado un recorrido para escribir una nueva página, una página del camino que desde hace tiempo la Iglesia está realizando junto a los pueblos indígenas”.
Se trata de “un camino de reconciliación y de sanación, que presupone la conciencia histórica, la escucha de los supervivientes, la toma de conciencia y sobre todo la conversión, el cambio de mentalidad”, afirmó.
En esta línea, el Papa reconoció que “algunos hombres y mujeres de Iglesia han estado entre los más decididos y valientes defensores de la dignidad de las poblaciones autóctonas, poniéndose de su lado y contribuyendo al conocimiento de sus lenguas y culturas”.
Sin embargo, el Santo Padre lamentó que “lamentablemente no han faltado cristianos -sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos- que han participado en programas que hoy entendemos que son inaceptables y también contrarios al Evangelio. Y por eso, fui a pedir perdón en nombre de la Iglesia”.
“Fue una peregrinación penitencial. Muchos fueron los momentos de alegría, pero el sentido y el tono del conjunto fue de reflexión, arrepentimiento y reconciliación”, advirtió.
Luego, el Papa recordó que “hace cuatro meses había recibido en el Vaticano, en grupos diferentes, a los representantes de los pueblos originarios de Canadá, fueron en total seis reuniones, para preparar un poco este encuentro”.
Al referirse al reciente viaje apostólico que realizó del 24 al 30 de julio, el Papa señaló que tuvo tres etapas: “la primera, en Edmonton, en la parte occidental del país. La segunda, en Quebec, en la parte oriental. Y la tercera en el norte, en Iqaluit, quizá a 300 km del círculo polar” y que consistieron en “la memoria, la reconciliación, y la sanación”.
El Santo Padre destacó que la historia milenaria de los pueblos indígenas enseña “la armonía con su tierra” porque “nunca maltratan la creación”.
“De este recorrido de memoria, reconciliación y sanación brota la esperanza por la Iglesia, en Canadá y en todos los lugares. Los discípulos de Emaús después de haber caminado con Jesús resucitado: con Él y gracias a Él pasaron del fracaso a la esperanza”, afirmó el Papa.
Además, el Santo Padre agradeció a las autoridades civiles por su recibimiento y resaltó la unidad del Episcopado en Canadá porque este viaje fue posible gracias a que “los obispos estaban unidos y donde hay unidad se puede ir hacia adelante. Por eso quisiera señalar esto y agradecer a los obispos de Canadá por esta unidad”.
Finalmente, al referirse a los diferentes momentos que compartió con los pueblos indígenas, el Papa Francisco dijo que, “en estos encuentros, sobre todo en el último, debí haber sentido como bofetadas por el dolor de aquella gente: cómo han perdido, los ancianos que han perdido a sus hijos no sabían dónde habían acabado, por esta política de asimilación. Fue un momento muy doloroso, pero se tenía que dar la cara, debemos dar la cara ante nuestros errores, nuestros pecados”.
“Que la fortaleza y la acción pacífica de los pueblos indígenas de Canadá sea de ejemplo para todas las poblaciones originarias a no cerrarse, sino a ofrecer su indispensable contribución para una humanidad más fraterna, que sepa amar a la creación y al Creador. En armonía con el creado, en armonía entre todos”, concluyó el Papa.
Oración por Líbano
En su saludo a los fieles de lengua árabe, el Papa Francisco recordó la grave explosión que ocurrió el 4 de agosto de 2020 en Beirut, la capital del Líbano.
Curso de verano en el Vaticano
Finalmente, al saludar a los fieles de lengua italiana, el Santo Padre saludó a un numeroso grupo de niños presentes en el Aula Pablo VI que participan en el curso de verano para hijos de empleados del Vaticano y agradeció en particular al sacerdote salesiano Franco Fontana, organizador de esta iniciativa.
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