El Papa Francisco se reunirá con familiares de las víctimas de grave terremoto que ocurrió en la ciudad italiana de L’Aquila.
El Santo Padre visitará esta población localizada en la región italiana de Abruzos el próximo 28 de agosto.
El terremoto en la ciudad de L’Aquila ocurrió el 6 de abril de 2009 y causó la muerte de más de 300 personas y miles de desplazados debido a los graves daños materiales.
Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa viajará en helicóptero desde el Vaticano y realizará una visita privada a la catedral de la ciudad dedicada a San Massimo.
Luego, el Papa Francisco saludará a algunas familias de las víctimas del terremoto de 2009. Luego presidirá una Misa en la Basílica de Santa María in Collemaggio y al finalizar dirigirá el rezo del Ángelus.
Por su parte, los organizadores de la visita explicaron que en el lugar en el que estará el Papa frente a la catedral “se expondrá el cuadro de Nuestra Señora del Pueblo de L'Aquila ('Salus Populi Aquilani')”.
En esta línea, el Papa Francisco será el tercer Pontífice en venerar a esta advocación mariana después de la visita de San Juan Pablo II el 30 de agosto de 1980 y de Benedicto XVI el 28 de abril de 2009, durante su visita a la ciudad devastada por el terremoto de 2009.
Esta imagen mariana, muy querida por los fieles de L'Aquila, se conservaba en el santuario diocesano que se le dedicó en la iglesia de San Marcos Evangelista desde 1703. Tras el terremoto, fue recuperada de entre los escombros por los Bomberos el 3 de mayo de 2009, pero sin la corona de oro que había sido colocada solemnemente en 1944.
La visita del Papa Francisco coincide con la celebración del Perdón Celestiniano, que se realiza en la ciudad de L'Aquila cada año el 28 y 29 de agosto en Santa María di Collemaggio.
En 2019, el Papa Francisco recordó el décimo aniversario del terremoto que devastó la ciudad de L’Aquila y el territorio que la rodea.
En una carta dirigida al Arzobispo de L’Aquila, Cardenal Giuseppe Petrocchi, el Santo Padre envió sus oraciones “por todas las víctimas de aquella tragedia y por sus familias”.
Además, en la misiva el Papa aseguró que acompaña “el camino arduo que los compromete a reconstruir -bien, rápidamente y de manera compartida-, los edificios públicos y privados, así como también las iglesias y las estructuras de agregación” y rezó al Señor Resucitado para que dé a todos y cada uno “la luz y la fuerza para hacer que su comunidad eclesial y social cada vez más cohesiva y creativa, para que sean testigos valientes de legalidad, de una sinergia efectiva y de una solidaridad fraterna”.
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