En la jornada final del encuentro “Mediterráneo, frontera de Paz”, este domingo 27 de febrero obispos y alcaldes de la zona del Mediterráneo firmaron la “Carta de Florencia”, expresando su compromiso de trabajar por la paz en la región.
A través de este documento, los obispos y los alcaldes “reconocen la diversidad del patrimonio y de las tradiciones del área mediterránea como un patrimonio compartido por toda la humanidad” que debe transmitirse “a las generaciones presentes y futuras”.
Además, resaltan “la necesidad de desarrollar más oportunidades de diálogo y de encuentros constructivos entre las diferentes tradiciones culturales y religiosas presentes en nuestras comunidades, con el fin de reforzar los lazos de fraternidad que existen en nuestra región”.
Asimismo, destacaron “la importancia fundamental del reconocimiento de un derecho universal a la salud y a la protección social en el área mediterránea, en particular tras la pandemia, y el papel central que la cooperación a nivel de las ciudades podría desempeñar en la lucha contra la enfermedad”.
Destacaron luego que es necesario en la región “poner en práctica, lo antes posible, soluciones integradas para evitar un cambio climático catastrófico”.
En la “Carta de Florencia”, los firmantes advierten que el “momento de actuar es ahora, para preservar la calidad de vida de las generaciones venideras y lograr un enfoque ecológico integral”.
También reconocen “la importancia de promover oportunidades de empleo de calidad para los grupos desfavorecidos, los jóvenes y las mujeres, y de fomentar el desarrollo económico y social de los países de origen de los migrantes, incluso a través de programas de cooperación destinados en particular a la protección de la infancia”.
“Las políticas migratorias en el Mediterráneo y en las fronteras deben respetar siempre los derechos humanos fundamentales”, añaden.
Asimismo, los obispos y alcaldes pidieron una mayor implicación de los gobiernos nacionales en sus respectivas funciones, así como la necesidad de “promover iniciativas compartidas para el fortalecimiento de la fraternidad y la libertad religiosa en las ciudades, para la defensa de la dignidad humana de los migrantes y para el progreso de la paz en todos los países mediterráneos”.
Por último, manifestaron la necesidad de tener “normas claras y compartidas para proteger el ecosistema mediterráneo con el fin de promover una cultura circular del Mediterráneo en armonía con la naturaleza y nuestra historia”.
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