El Papa Francisco advirtió que “es inadmisible” una “alteración o manipulación deliberada” de los hechos para conseguir una nulidad matrimonial.
En su Audiencia con los jueces del Tribunal de la Rota Romana con motivo de la inauguración del Año Judicial, este 27 de enero, según recoge Vatican News, el Santo Padre señaló que si bien “en el juicio se produce a veces una dialéctica entre tesis contrapuestas”, es importante que cada caso se desarrolle “siempre con una adhesión sincera a lo que parece ser verdadero para cada uno, sin cerrarse en la propia visión, sino estando también abiertos a la aportación de los demás participantes en el proceso”.
“La disponibilidad para ofrecer la propia versión subjetiva de los hechos se hace fructífera en el contexto de una adecuada comunicación con los demás, que también puede llegar a la autocrítica. Por lo tanto, cualquier alteración o manipulación deliberada de los hechos para lograr un resultado pragmáticamente deseado es inadmisible”.
El Tribunal de la Rota Romana, encargado, entre otras funciones, de recibir apelaciones y procesos de segunda instancia, es una de las instancias judiciales más altas de la Santa Sede, solo por debajo del Tribunal Supremo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.
El Papa Francisco resaltó luego la importancia del “compromiso para favorecer el perdón y la reconciliación entre los cónyuges, y también para validar un matrimonio nulo cuando esto es posible y prudente”.
“De este modo, también se entiende que la declaración de nulidad no debe presentarse como si fuera el único objetivo a alcanzar ante una crisis matrimonial, o como si fuera un derecho al margen de los hechos”, dijo.
El Santo Padre señaló a los jueces que “al presentar la posibilidad de nulidad, es necesario hacer reflexionar a los fieles sobre los motivos que les llevan a pedir la declaración de nulidad del consenso matrimonial, favoreciendo así una actitud de aceptación de la sentencia definitiva, aunque no se corresponda con sus propias convicciones”.
El Papa alentó luego a “aprender a escuchar, que no es simplemente oír”, pues “hay que comprender la visión y las razones del otro, casi identificándose con él”.
“Al igual que en otros ámbitos de la pastoral, también en la actividad judicial es necesario favorecer la cultura de la escucha, requisito previo a la cultura del encuentro”, indicó.
El Papa Francisco precisó que “las respuestas estándar a los problemas concretos de las personas son perjudiciales. Cada persona, con su experiencia, a menudo marcada por el dolor, constituye para el juez eclesiástico la ‘periferia existencial’ concreta desde la que debe moverse toda acción pastoral judicial”.
“En este sentido, en vuestra acción como ministros del tribunal nunca debe faltar un corazón pastoral, el espíritu de caridad y comprensión hacia las personas que sufren el fracaso de su vida matrimonial”.
El Santo Padre señaló que “el resultado de este camino es la sentencia, fruto de un cuidadoso discernimiento que conduce a una palabra autorizada de la verdad sobre la experiencia personal, destacando así los caminos que pueden abrirse a partir de ahí”.
“Por tanto, la frase debe ser comprensible para las personas implicadas: solo así se convertirá en un momento de especial relevancia en su camino humano y cristiano”, expresó.
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