En la Audiencia General de este miércoles 26 de enero, el Papa Francisco invitó a superar el miedo imitando la oración y valentía de San José que reconoció la voz de Dios y afrontó las dificultades sin sucumbir.
“En la vida todos nosotros experimentamos peligros que amenazan nuestra existencia o la de los que amamos. En estas situaciones, rezar quiere decir escuchar la voz que puede hacer nacer en nosotros la misma valentía de José, para afrontar las dificultades sin sucumbir”, indicó el Santo Padre.
En esta línea, el Papa reconoció que “también el miedo forma parte de la vida y también este necesita de nuestra oración” y añadió que “Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, este no será el criterio de nuestras decisiones”.
“José siente el miedo, pero Dios lo guía también a través de él. El poder de la oración hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad”, señaló.
Al dedicar su catequesis a la “figura del San José como hombre que sueña” el Santo Padre recordó que “en la Biblia, como en las culturas de los pueblos antiguos, los sueños eran considerados un medio a través del cual Dios se revelaba”.
De este modo, el Papa describió que “el sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior, que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y a menudo nos habla”.
Sin embargo, el Santo Padre advirtió que “dentro de cada uno de nosotros no está solo la voz de Dios”, sino que hay muchas otras voces, como por ejemplo, “las voces de nuestros miedos, de las experiencias pasadas, las voces de las esperanzas; y está también la voz del maligno que quiere engañarnos y confundirnos”.
Por ello, el Papa destacó la importancia de “lograr reconocer la voz de Dios en medio de las otras voces” y subrayó el testimonio de San José que “demuestra que sabe cultivar el silencio necesario y, sobre todo, tomar las decisiones justas delante de la Palabra que el Señor le dirige interiormente”.
En este sentido, el Santo Padre reflexionó sobre los cuatro sueños de San José narrados en el Evangelio que ayudan a “entender cómo situarnos ante la revelación de Dios”.
“Muchas veces la vida nos pone delante de situaciones que no comprendemos y parece que no tienen solución. Rezar, en esos momentos, significa dejar que el Señor nos indique cuál es la cosa justa para hacer. De hecho, muy a menudo es la oración la que hace nacer en nosotros la intuición de la salida, cómo resolver esa situación”, afirmó.
Luego, el Papa explicó que “el Señor nunca permite un problema sin darnos también la ayuda necesaria para afrontarlo” y agregó improvisando que Dios “no nos arroja allí en el horno solos, no nos arroja entre las bestias. No. Cuando el Señor nos deja ver un problema nos da siempre la intuición, la ayuda, su presencia para salir, para resolverlo”.
“Pienso en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no logran ni esperar ni rezar. Que San José pueda ayudarles a abrirse al diálogo con Dios, para reencontrar luz, fuerza y paz”, rezó el Papa que recordó también a los padres que sufren por los sufrimientos de los hijos.
Antes de concluir su catequesis en italiano, el Santo Padre subrayó que San José “rezaba, trabajaba y amaba” y, para esto, “recibió siempre lo necesario para afrontar las pruebas de la vida” por lo que alentó a encomendarnos a él y su intercesión con esta oración:
“San José, tú eres el hombre que sueña,
enséñanos a recuperar la vida espiritual
como el lugar interior en el que Dios se manifiesta y nos salva.
Quita de nosotros el pensamiento de que rezar es inútil;
ayuda a cada uno de nosotros a corresponder a lo que el Señor nos indica. Que nuestros razonamientos estén irradiados por la luz del Espíritu, nuestro corazón alentado por Su fuerza
y nuestros miedos salvados por Su misericordia. Amén”.
Oración por la paz en Ucrania
Después, con ocasión de la Jornada de Oración por la Paz que convocó este 26 de enero, el Papa invitó “a rezar por la paz en Ucrania, y a hacerlo muchas veces a lo largo de este día”.
“Pidamos con insistencia al Señor que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y superar las heridas, los miedos y las divisiones”.
Al recordar también el Día de la memoria por las víctimas del holocausto que se celebra cada 27 de enero, el Papa continuó a pedir que “las oraciones e invocaciones que hoy se elevan al cielo toquen las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que hagan prevalecer el diálogo y antepongan el bien de todos a los intereses particulares. Por favor, ¡nunca la guerra!” exhortó el Papa.
Para ello, el Santo Padre pidió rezar por la paz “con el Padrenuestro, que es la oración de los hijos que se dirigen al mismo Padre, la oración que nos hace hermanos, la oración de los hermanos que piden reconciliación y concordia”.
Problema en la rodilla
Al concluir la Audiencia General, el Papa explicó a las personas presentes en el Aula Pablo VI que debido a un problema en la rodilla derecha no pudo recorrer los pasillos para saludar personalmente a la gente, pero permaneció sentado y algunos fieles pudieron acercarse a saludarlo.
“Es algo pasajero, dicen que es algo que solo le pasa a los viejos, no sé por qué me llegó a mí”, añadió con sentido del humor mientras que las personas aplaudieron.
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