Este 23 de enero la Iglesia Católica celebra el Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa Francisco en 2019 para hacer “crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua” con la Biblia.
A través de la carta apostólica en forma motu proprio Aperuit Illis del 30 de septiembre de 2019, el Santo Padre instituyó esta celebración para que se festeje cada año el tercer domingo del tiempo ordinario.
Cada 30 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Jerónimo, famoso por su traducción de la Biblia al latín, conocida como la Vulgata.
“Dedicar concretamente un domingo del año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”, escribió el Papa.
“Es bueno que nunca falte en la vida de nuestro pueblo esta relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su Esposa (la Iglesia), para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe”, resaltó el Pontífice.
El Papa Francisco explicó que “será importante que en la celebración eucarística se entronice el texto sagrado, a fin de hacer evidente a la asamblea el valor normativo que tiene la Palabra de Dios”.
“En este domingo, de manera especial, será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del Señor”.
La celebración del Domingo de la Palabra de Dios este 23 de enero tendrá algunos elementos distintos a los años anteriores.
Además de la Misa que celebrará el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, se conferirá por primera vez los ministerios laicales de Lector y Acólito; y Catequista a mujeres.
En un comunicado del 18 de enero, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización explica que “el Papa Francisco ha establecido, publicando el 10 de enero la carta apostólica en forma motu proprio Spiritus Domini y la carta al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que los ministerios del Lectorado y del Acolitado sean abiertos a los laicos y laicas, en forma estable e institucionalizada con un apósito mandato, que en esta celebración se realiza y toma forma a través de un acto litúrgico”.
El comunicado precisa que antes “este ministerio era reservado solo a las personas de sexo masculino porque se consideraba como propedéutico ante un eventual acceso al orden sagrado”.
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