Arzobispo llama a recuperar el vestido clerical como gesto "revolucionario" en nuestros días

El Arzobispo de Valladolid (España), Mons. Luis Argüello, ha definido como “revolucionario” en nuestro tiempo hacer presente lo sobrenatural en las calles a través de las vestiduras propias de las personas religiosas, consagradas u ordenadas. 

El Prelado hacía esta reflexión en la homilía pronunciada con motivo de una ordenación diaconal, cuando se refirió a la posibilidad de llevar vestiduras específicas de los diáconos.

“Vais a llevar un vestido propio. Sobre el alba se os va a colocar una estola al modo diaconal y una dalmática. Y además podéis vestir un vestido clerical, podéis llevar un distintivo para que se vea en la plaza pública que sois hombres consagrados al Señor”, explicó el Arzobispo. 

“Hubo un tiempo en el que la novedad pareció que tenía que ver con quitarnos la

sotana y el clergyman. Hoy hay un tiempo en el que seguramente lo revolucionario, lo novedoso, la presencia de los sobrenatural en las calles y las plazas, sea que los frailes lleven hábito que las monjas se han reconocibles y que los que hemos sido ordenados también lo sean”, añadió.

La consideración de “revolucionario” también fue atribuida a las promesas que realizan los diáconos al ser ordenados: “Hermanos, lo que estos amigos van a prometer hoy es una novedad revolucionaria que nuestro mundo necesita”, explicó el Prelado en referencia también al compromiso de rezar la liturgia de las horas, a guardar celibato y a obedecer. 

Mons. Argüello expuso que el rezo de la liturgia de las horas asegura que “en la Iglesia de la mañana a la noche, desde que sale el sol hasta el ocaso, se alaba el nombre del Señor” y advirtió de que “sin alabanza el corazón se achica y sin alabanza las manos se cierran”.

Vivir la condición esponsal de todo ser humano

Respecto de la promesa de celibato de los nuevos diáconos, el Prelado subrayó que se trata de vivir la “condición esponsal que todo hombre y mujer tiene”. 

En este sentido, exclamó: “¡Qué contracultural en un momento de banalización extraordinaria de la sexualidad, en un momento en el que la esponsalidad parece que ha perdido su sitio, vosotros prometéis vivir en el amor célibe!”.

Se trata, además de “una promesa de amor que quiere abrirse a la fecundidad” por lo que advirtió de que “la mayor prueba para vuestro celibato en esta época de la misión de la iglesia pueda ser la esterilidad de los trabajos apostólicos”.

La libertad de amar sin condiciones

El Arzobispo de Valladolid también destacó la promesa de obediencia al obispo y sus sucesores en una época dominada por “la auto referencialidad, del ‘yo decido’, del derecho a decidir, de la proclamación de derechos, sin la otra cara de los derechos que son, inevitablemente, los deberes”.

Con la promesa de obediencia, los diáconos ponen su libertad “en manos de la Iglesia, para que resplandezca la comunión y para que resplandezca una libre libertad. La libre libertad de no buscarnos a nosotros mismos, la libre libertad de amar sin correspondencia, sin condiciones”.

“Es una propuesta revolucionaria vivir en Dios de la mañana a la noche vivir en el amor célibe vivir en la obediencia”, resumió el Arzobispo.

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