“Personas de toda condición llaman a nuestra puerta. Ricos y pobres nos piden comida para sobrevivir”, señala Alfredo Roca, un misionero salesiano en la región de Tigray, al norte de Etiopía, donde la gente está muriendo de hambre y sin medicinas por la guerra.
De acuerdo a Misiones Salesianas, los misioneros están apoyando a los afectados con todo lo que pueden, brindando atención a más de 4 mil familias con alimentos, medicamentos y artículos básicos, dando prioridad a los niños y madres.
Asimismo, de acuerdo a la agencia vaticana Fides, los Salesianos presentes en Etiopía están recibiendo ayuda de Catholic Relief Services, organización caritativa de los obispos estadounidenses, y el Programa Mundial de Alimentos.
Etiopía en el caos
La región de Tigray vive un conflicto entre los rebeldes llamados “Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF)” y el gobierno etíope. De acuerdo a Misiones Salesianas, miles de personas han muerto, más de un millón han sido desplazados y más de 60 mil han huido hacia otras naciones, como Sudán.
A esta dramática situación se suman los embates de la pandemia, las plagas de langosta, el corte de las comunicaciones, la falta de luz eléctrica, el bloqueo de carreteras, el cierre de bancos y mercados.
La crisis ha provocado una alta inflación y que la mayoría no pueda acceder a los productos de primera necesidad.
En el resto del país también se viven conflictos de etnias, grupos rebeldes y la lucha del ejército etíope para controlar el avance del grupo yihadista Al Shabab desde Somalia.
El grito desesperado de la Iglesia
Ante la situación que se vive en Tigray y varias zonas del país, la Iglesia Católica etíope expresó su preocupación por lo que viven las familias.
“Nos entristece profundamente ver que la guerra se ha reanudado en la zona. Hasta la fecha, se han perdido demasiadas vidas y se han destruido muchos bienes. Las mayores cicatrices las sufren los niños, las mujeres y los ancianos”, señala un comunicado del Secretariado Católico de los obispos etíopes dirigida a Fides.
Asimismo, el episcopado expresa su disponibilidad para contribuir en el proceso de diálogo y pacificación, por lo que pidieron a los involucrados que “abandonen las armas y vuelvan a las opciones de paz, prioricen el diálogo y pongan fin al sufrimiento de nuestros ciudadanos”.
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