En el segundo día del viaje apostólico a Canadá, fieles católicos agradecieron al Papa Francisco por su visita y renovaron su compromiso de caminar juntos hacia la sanación y reconciliación de los pueblos indígenas.
El lunes 25 de julio, tras su visita a la escuela residencial de Ermineskin, el Santo Padre visitó la histórica Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos en Edmonton, Alberta, en un encuentro que reunió a cerca de 250 personas, en su mayoría fieles locales.
El templo, construido en 1913, fue designado en 1991 como parroquia nacional de las tres poblaciones indígenas más grandes de Canadá: las Primeras Naciones, los Métis y los Inuit. La iglesia sufrió un incendio en el año 2020, y fue reabierta en julio de este año.
Además de ser una de las iglesias católicas más antiguas, la parroquia es considerada la primera del país en que el catolicismo se puede vivir en el marco de la cultura indígena local. El edificio destaca porque su interior está decorado en forma de “tienda” indígena, y además presenta varios elementos de arte sacro elaborados por artesanos indígenas.
El párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón y miembro de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, P. Susai Jesu, expresó su alegría y agradeció “de todo corazón” al Papa Francisco por su visita.
“Muchas gracias por sacrificar su tiempo” para “acercarse a los pueblos indígenas de esta tierra”, dijo. “Nos sentimos profundamente honrados de acogerlo aquí y recibir su bendición sobre los muchos ministerios que se ofrecen aquí para el pueblo de Dios”, agregó.
El sacerdote recordó que su parroquia es “un lugar sagrado de encuentro, diálogo, reconciliación y servicio” a los pueblos indígenas, pobres, inmigrantes y marginados; y aseguró acompañar al Santo Padre con su servicio y oración en este proceso de “sanación”.
“Su Santidad, deseamos ser uno con usted en la peregrinación de sanación, reconciliación y esperanza. Deseamos caminar junto a usted para ir a los lugares de dolor para ofrecer la sanación que trae Jesús”, dijo.
“Que el encuentro de hoy nos dé a todos nuevas fuerzas para caminar junto con Cristo hacia ese reino donde todos somos uno”, expresó.
Luego, Candida Shepher y Bill Perdue, miembros del consejo parroquial, agradecieron al Papa Francisco por su visita y aseguraron su compromiso de seguir trabajando para que su parroquia siga siendo “un lugar de sanación y reconciliación” en el país.
Candida, miembro de la comunidad Métis y de la parroquia desde los 90 's, agradeció a su comunidad parroquial por relacionar la espiritualidad de sus ancestros indígenas.
Bill Perdue, católico bautizado en 1963 de la comunidad Metis y presidente del comité de finanzas parroquial, dijo que le “enorgullece” vivir su fe católica “en una parroquia que reconoce y honra a mis antepasados indígenas e irlandeses”.
Perdue recordó que la parroquia inició su servicio con “la acogida a personas de muchas naciones que venían a Canadá como inmigrantes”, entre ellos, “italianos, portugueses, españoles, croatas y, más recientemente, eritreos”.
Además, dijo que la iglesia comenzó a “expresar las tradiciones indígenas en el culto católico” con el liderazgo del P. Gary Laboucane, sacerdote indígena oblato.
En la actualidad, la parroquia “es una comunidad étnicamente diversa” que incluye a personas de las Primeras Naciones de Canadá, los Métis, los inuit, los católicos eritreos, y residentes del Barrio McCauley de Edmonton; y se centra en el servicio a los más necesitados, dijo Candida.
Señaló que sirven a cientos de personas que sufren “pobreza, adicción y falta de vivienda” dándoles “almuerzo, ropa, una canasta de alimentos de emergencia o simplemente aliento y oración”.
Durante Navidad, destacó, se ofrecen “banquetes para los más necesitados, cestas para las familias y regalos para los niños”.
“Somos pobres en finanzas y ricos en fe católica y en la práctica de la misericordia. Particularmente en hospedaje, velatorios, consejería de duelo y oración de liberación”, dijo Bill y recordó que “somos discípulos de Jesucristo cuando servimos a los necesitados”.
En referencia a los abusos cometidos en los colegios residenciales, Bill agradeció al Papa Francisco por “escuchar nuestras voces”. “Tu presencia hoy nos da la oportunidad de confrontar, de comprender, de liberar y de trascender nuestro trauma”, subrayó.
Frente a los hallazgos de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, Candida dijo que la visita del Papa Francisco y su defensa de los derechos de los niños y de la familia reconoce que “cada niño importa” y que “toda mujer y niña es sagrada”.
La presencia del Papa, añadió, “es un reconocimiento de nuestra creencia de que todo niño tiene derecho a tener padres y abuelos en su vida, el derecho a celebrar su cultura, ya sea indígena u otra, y que todo niño tiene derecho a su propia voz”.
En ese sentido, afirmó que su parroquia es un lugar “donde los sobrevivientes del trauma de las escuelas residenciales pueden reunirse con sus familias”.
Seguiremos “preservando y revitalizando las lenguas, las artes y música indígena e inculcando orgullo en nuestras futuras generaciones”, concluyó.
Las escuelas residenciales de Canadá fueron impulsadas y supervisadas por el Estado entre 1883 y 1996, y administradas por varias denominaciones cristianas, incluidas algunas diócesis y comunidades religiosas de la Iglesia Católica.
Según una investigación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, realizada entre 2008 y 2015, entre 4 mil y 6 mil estudiantes murieron por negligencias o como resultado de abusos en las diferentes escuelas residenciales del país.
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