Un grupo de delincuentes en motocicletas asesinó a tiros al P. André Sylvestre, de 70 años, cuando este salía de un banco en la ciudad de Cap-Haitien, en Haití, sin llevarse el dinero del sacerdote.
El P. Sylvestre, que trabajaba en la parroquia Notre Dame de La Mercie, fue llevado a un hospital, pero no resistió y murió en la sala de operaciones el 6 de septiembre, según informa un medio local.
Le révérend Père André Sylvestre a succombé ce lundi 6 septembre 2021 suite aux blessures a une suite à une tentative d'enlèvement. Le prête Sylvestre a été blessés mortellement par balles pendant qu'il revenait d'effectuer une transaction dans une banque commerciale de la ville. pic.twitter.com/lyumJGPDO4
— Jacmel TV (@JacmelTV) September 7, 2021
La agencia vaticana Fides señaló que el P. Sylvestre era muy apreciado, dirigía un orfanato y servía a personas sin hogar.
Fides informó que el lunes varias bandas criminales bloquearon algunas calles de Cap Haitien.
Los medios locales indicaron que el resurgir de la violencia se debe a que la policía abatió recientemente a Gwo Woch, número 2 de la banda Krache Dife, acusado de asesinatos, violaciones, robos e incendios. Según las autoridades, esta banda ha matado a cinco agentes de policía.
Los miembros de Krache Dife han dicho que quieren matar a Léon Charles, director general interino de la policía de Haití, y a los agentes involucrados en la operación que condujo a la muerte de Gwo Woch.
El 6 de septiembre, luego de una reunión de emergencia entre el primer ministro Ariel Henry y el Alto Consejo de la Policía Nacional de Haití, Léon Charles se comprometió a capturar a los delincuentes que llevan más de un año sembrando el terror en Haití.
Fides explicó que “los sacerdotes han sido considerados intocables durante mucho tiempo por su trabajo en favor de los pobres, pero en los últimos meses, la violencia también ha afectado a los miembros de las Iglesias”.
Cap Haitien, la segunda ciudad más grande de Haití, era considerada la más segura del país.
Haití también sufre a causa de otras crisis, incluyendo desastres naturales y la falta de infraestructura sanitaria para afrontar la pandemia del coronavirus.
El 14 de agosto un terremoto cobró la vida de más de 2 mil personas, dejando cuantiosos daños materiales con una gran cantidad de templos católicos destruidos; y en julio el presidente Jovenel Moïse fue asesinado.
El terremoto de agosto recordó el ocurrido en enero de 2010 en el que murieron unas 300 mil personas y 1 millón quedó sin hogar. Decenas de miles viven hasta ahora en tiendas de campaña.
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