El Obispo de Les Cayes (Haití), Cardenal Chibly Langlois, explicó que a tres semanas del terremoto que dejó más de dos mil muertos, aún hay personas que carecen de los servicios básicos y que no tienen agua ni comida.
“Hasta ahora no hemos recibido ninguna tienda de campaña. La gente duerme en el suelo. No hay agua, ni electricidad, ni comida, ni ropa”, dijo hace dos días el Cardenal Langlois a los medios locales.
“De milagro hemos salido ilesos, pero muchas personas han perdido la vida, entre ellas el padre Jacques Percy, sacerdote diocesano jubilado”, dijo el Cardenal, que resultó herido tras el sismo del pasado 14 de agosto.
La agencia vaticana Fides informó que hasta ahora “el acceso a los productos de primera necesidad sigue sin estar garantizado y, entre los daños constatados, también se han destruido o dañado gravemente varias iglesias”.
Según un primer balance parcial, en la Diócesis de Les Cayes se han registrado hasta ahora 682 muertos, 2.175 heridos, unas 11.500 casas dañadas y 111 iglesias destruidas.
En la Diócesis de Jeremías 26 iglesias han sufrido daños graves, incluida la Catedral de Saint-Louis, mientras que otras 11 se han derrumbado.
Ante esta grave situación, ante la falta de una buena coordinación, y ante la imposibilidad de llegar a lugares más remotos, el sacerdote redentorista Renold Antoine explicó a Fides que ha surgido una importante iniciativa desde la capital de Haití, Puerto Príncipe.
“Los fieles católicos de la Arquidiócesis Metropolitana de Puerto Príncipe se están organizando para acudir en ayuda de las víctimas del sur de Haití”, indicó el sacerdote.
Por ello, “en las últimas semanas, en la parroquia redentorista de San Gerardo, se ha producido una inusual ola de solidaridad por parte de los feligreses para compartir lo poco que tienen con los que lo han perdido todo, y que necesitan nuestra ayuda en estos momentos difíciles”.
El misionero dijo que “los jóvenes de los distintos grupos juveniles de la parroquia se han dedicado a preparar bolsas de comida. Esta demostración de solidaridad y generosidad es una aplicación de las palabras de Jesús en el Evangelio: tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me acogieron. Estaba desnudo y me vistieron, estaba enfermo y me curaron”.
El P. Antoine agradeció a todos los que participan en esta campaña de recojo de alimentos no perecederos, artículos de higiene, ropa en buen estado, mantas y sábanas.
“Que esta muestra de generosidad se contagie y llegue a todos los rincones de la nación, para que nos unamos como un solo pueblo para salvar nuestro barco común, que es Haití”, afirmó.
“Que nuestra Madre del Perpetuo Socorro, la patrona de Haití, interceda por nosotros, para que sigamos caminando juntos para reconciliar a la nación consigo misma y mirar al futuro con esperanza”, concluyó.
Ante la emergencia en Haití, diversos episcopados latinoamericanos han lanzado campañas de ayuda, que puede ver en este enlace.
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