En menos de una semana otra iglesia católica del estado de Kayah, en el este de Myanmar, fue alcanzada por proyectiles en medio de los combates entre el ejército nacional y los grupos de resistencia, los cuales no cesan desde el golpe militar del 1 de febrero de 2021.
St.Joseph’s Catholic Church in Demoso was attacked with heavy weapons by Myanmar Military Terrorists. Catholic priests pleaded them to not attack religious buildings but they knew no boundaries. #WhatsHappeningInMyanmar #May27Coup pic.twitter.com/fnfnNWDEZP
— GreyyDd⁷🧈 (@lilmatchboi) May 27, 2021
Según fuentes de la iglesia de San José de la ciudad de Demoso, su edificio fue alcanzado por fuego de artillería la noche del 26 de mayo, pero no hubo víctimas, debido a que los civiles refugiados fueron trasladados a zonas más seguras tras el incremento de la violencia.
Los daños fueron leves, dejando ventanas rotas y agujeros en las paredes.
La iglesia de San José es el segundo templo católico afectado por un bombardeo. El pasado 23 de mayo los bombardeos alcanzaron a la iglesia del Sagrado Corazón de la aldea de Kayanthayar, ubicada a siete kilómetros de Loikaw, capital del estado de Kayah. Cuatro civiles fallecieron y varios quedaron heridos.
La agencia vaticana Fides señala que la violencia en Myanmar ha creado más de 50 mil desplazados internos en el estado de Kayah y otros 20 mil el de Shan, todos ellos civiles indefensos.
“Nos encontramos en una situación de guerrilla urbana que no se veía en Myanmar desde 1948. No podemos decir que las iglesias sean un objetivo previsto, pero vemos que la artillería de los militares está disparando indiscriminadamente sobre la ciudad sin escatimar objetivos civiles como monasterios, iglesias, escuelas, casas”, declaró a Fides el P. Philip Aung Nge, sacerdote de la Diócesis de Loikaw.
El presbítero aseguró que “en todas las iglesias del estado dispensamos asistencia con alimentos, medicinas, pero también consuelo y confort espiritual”.
La agencia Fides también informó que el 27 de mayo dos jóvenes católicos de 18 años, Alfred Ludo y Patrick Bo Reh, fueron alcanzados y asesinados por balas disparadas por francotiradores. Ambos realizaban labores en Demoso, en la Diócesis de Loikaw, llevando alimentos y ayuda humanitaria a los desplazados.
Vatican News informó que el estado de Kayah, donde el 75% de los habitantes pertenecen a minorías étnicas, tiene el porcentaje más alto de cristianos en Myanmar. La presencia católica en esta región comenzó a finales del siglo XIX con la llegada de los primeros misioneros italianos del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME). Hoy en día hay más de 90 mil católicos de los aproximadamente 355 mil habitantes de esta provincia.
Desde el 1 de febrero, en Myanmar han ocurrido enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan por el golpe de Estado militar que derrocó a la dirigente Aung San Suu Kyi.
Desde el inicio de la crisis han fallecido más de 800 personas, donde Myitkyina, la capital del estado de Kachin, ha experimentado algunos de los peores actos de violencia.
El Papa Francisco ha pedido repetidamente la armonía en el país de 54 millones de habitantes, y que limita con Bangladesh, India, China, Laos y Tailandia. Francisco se convirtió en noviembre de 2017 en el primer pontífice en visitar la nación de mayoría budista.
El 25 de mayo de 2021, el Cardenal Charles Maung Bo, presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar y de la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas, suplicó a las partes involucradas que no se intensifique la guerra en Myanmar.
“Esto debe terminar. Suplicamos a todos y a las organizaciones relacionadas que tengan la amabilidad de no intensificar la guerra. Nuestra gente es pobre, el COVID-19 les robó su sustento, el hambre acecha a millones, la amenaza de otra ola de COVID-19 es real. El conflicto es una anomalía cruel en este momento. La paz es posible; la paz es el único camino”, dijo el Purpurado en un comunicado publicado por la Arquidiócesis de Yangon.
“Hacemos este llamado urgente como grupo de líderes religiosos no como políticos. Oramos por la paz en esta gran tierra y esperamos que todos podamos vivir como hermanos y hermanas en esta gran nación”, indicó el Cardenal.
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