El Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, alentó el rezo del Rosario, sobre todo en este tiempo de dificultad, disponiendo la inteligencia y el corazón en cada misterio.
El Prelado destacó el maratón del rezo del Rosario convocado por el Papa Francisco, que se realiza en varios santuarios del mundo durante mayo para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus.
Mons. Aguer explicó que el Rosario es la “devoción católica más frecuentada, desde hace siglos y ha sido potenciada por las apariciones de la Santísima Virgen en Lourdes y en Fátima”.
En un nuevo capítulo del programa televisivo “Claves para un mundo mejor”, Mons. Aguer recordó que mientras se “desgranan” las avemarías se deben meditar los misterios gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos “y disponer la inteligencia y el corazón en esos misterios”.
“Se convierten en momentos de adoración, mientras rezamos el Avemaría y no hay que tener miedo que uno se distraiga porque la oración es la oración y lo que importa realmente es el espíritu con que nosotros la abordamos”, explicó.
En ese sentido, destacó especialmente los misterios luminosos, en los que “todo el espectro de la vida de Jesús, desde su concepción hasta su Ascensión al Cielo y sus consecuencias aparecen allí para ser meditados”.
El primer misterio, el Bautismo de Jesús, es “fuente y profecía de su muerte y resurrección y como fuente del bautismo cristiano. Hay siempre allí un sumergirse, un lavado que purifica y un surgir que es el acceso a una nueva vida. Por eso el Bautismo de Jesús es objeto de una meditación bellísima para nosotros”, expresó Mons. Aguer.
El siguiente misterio de las Bodas de Caná entrega un “precioso ejemplo” de “cómo el Señor puede hacer aquello que parece imposible y puede resolver situaciones que parecen que no tienen remedio”.
En el tercer misterio de la Predicación de Jesús, se puede “meditar todo el Sermón de la Montaña, como por ejemplo, las verdades fundamentales que Jesús nos ha transmitido” las que hoy “constituyen el Credo de la Iglesia”.
En tanto, en el cuarto misterio de la Transfiguración del Señor, “Jesús con los Apóstoles más cercanos se transmuta, se transforma y aparece como en una situación celestial y donde se escucha la voz de Dios Padre que lo identifica como el Hijo Amado y nos manda escucharlo”.
“Finalmente en el quinto misterio meditamos la Institución de la Eucaristía donde nos encontramos con un momento central de la vida de Jesús”, dijo el Arzobispo Emérito de La Plata.
“Su Pasión y su Resurrección aparecen anticipados, en forma sacramental, en la Última Cena y ese es el sentido que tiene nuestra Eucaristía que es participar de la Muerte y la Resurrección del Señor”, agregó.
“La meditación de los misterios luminosos tienen que iluminar nuestro corazón mientras rezamos el Avemaría y esto lo ofrecemos a la Virgen María Santísima por tantas intenciones”.
“Hoy día tantas intenciones tenemos que ofrecer, pedir por esta situación terrible que se vive en el país. Por eso la conclusión es: ¡recemos el Rosario!”, finalizó Mons. Aguer.
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