El Obispo electo de Hong Kong, el sacerdote jesuita Stephen Chow, ofreció una rueda de prensa este martes 18 de mayo en la que dijo que la prudencia y el diálogo son el camino para afrontar los desafíos de su diócesis en China.
Mons. Chow Sau-yan afirmó que no sería sabio de su parte hacer comentarios sobre temas controvertidos, particularmente en China, al día siguiente de que se hiciera público su nombramiento.
“Eso sería duro, pero no lo digo porque tenga miedo, sino que creo, considero que la prudencia también es una virtud”, aseguró.
En la conferencia de prensa de 45 minutos, organizada por la Diócesis de Hong Kong, Mons. Chow habló en cantonés pero también respondió en inglés sobre la libertad religiosa en su diócesis, cuando esta se pone a prueba luego de la entrada en vigor de la ley de seguridad nacional en 2020.
“Para mí, la libertad religiosa es un derecho básico”, dijo el Obispo electo y comentó que cree que el Cardenal John Tong Hon, Administrador Diocesano desde enero de 2019, ha alentado al gobierno para que no olvide la importancia de permitir la práctica de todos los credos.
Con “Beijing creo que tenemos que comenzar también con un sentido de… –no creo que sean enemigos– para que, con nuestra fe, tengamos algo de diálogo, que lleguemos a un entendimiento juntos”, afirmó.
La consagración episcopal de Mons. Chow está programada para el 4 de diciembre. El Cardenal Tong, que dejó de ser Obispo de Hong Kong en 2017, seguirá como Administrador Diocesano hasta entonces.
El 17 de mayo, el Papa Francisco nombró a Mons. Chow, superior provincial de la Provincia Jesuita China, como Obispo de Hong Kong.
Mons. Chow contó que en diciembre declinó ser Obispo de Hong Kong porque pensaba que “el obispo de la diócesis debía ser elegido de entre los sacerdotes diocesanos”. “No sentía el llamado para ser obispo”, agregó.
Sin embargo, cuando recibió una carta escrita a mano por el Papa Francisco diciéndole que creía que él debía ser el obispo, cambió de opinión. “Al final, como jesuitas debemos obediencia al Santo Padre”, dijo Mons. Chow.
“El Santo Padre escribió algo sobre que creía que yo debía ser el obispo y leí la carta que estaba en italiano. Es cierto que no sé italiano pero me la tradujeron. Y bueno, para mí esto fue una señal”.
Hong Kong es una región administrativa especial de China. Sus ciudadanos han gozado históricamente de libertad de culto y la posibilidad de evangelización, mientras que en China continental, en contraste, hay una larga historia de persecución contra los cristianos que desafían al gobierno comunista.
La Diócesis de Hong Kong estuvo vacante desde enero de 2019. Desde entonces millones de personas, incluidos católicos, participaron en grandes protestas a favor de la democracia.
Con la aprobación de la nueva ley de seguridad en 2020, el gobierno chino adquirió más poder para reprimir las protestas en Hong Kong, que el régimen consideró como una amenaza directa a su poder.
Al ser preguntado sobre si celebraría públicamente el 4 de junio un aniversario más de la masacre de Tiananmén de 1989, el Obispo electo dijo que “eso depende de los requerimientos legales”.
El año pasado, miles de manifestantes en Hong Kong hicieron vigilias públicas por ese aniversario, pese a la orden de la policía que las prohibía.
Las protestas de la plaza de Tiananmén, también conocidas como la masacre de Tiananmén, fueron una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes chinos que ocurrieron entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989. Fue en la plaza de Tiananmén, en Beijing, capital de China, donde el ejército disolvió violentamente la movilización.
Los manifestantes provenían de diferentes grupos, desde intelectuales que creían que el Gobierno era demasiado represivo y corrupto, hasta trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo amenazaban sus formas de vida.
El cálculo de los muertos varía dependiendo de la fuente de la información, pero se estima que fueron entre 200 y 500 los que perdieron la vida entre civiles y militares.
En la rueda de prensa Mons. Chow dijo que “a veces en el pasado he ido y he conmemorado esto en la escena pública, pero hubo ocasiones en las que no fui y recé”.
“Rezo por China y por todos los que murieron en 1989”, aseguró el Obispo electo.
Mons. Chow dijo además que para solucionar las divisiones en Hong Kong es necesario “escuchar y tener empatía” y precisó que “la unidad no es lo mismo que la uniformidad”.
“Acabo de ser nombrado. No tengo un gran plan sobre cómo unificar, pero sí creo que hay un Dios, un Dios que nos quiere unidos”, resaltó.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
Publicar un comentario