El rector y los vicerrectores de la Universidad Católica Juan Pablo II de Lublin (Polonia) aseguraron que quienes difaman al Papa Wojtyla no tienen ningún fundamento ya que no hay “hechos ni hallazgos objetivos” que sustenten esos ataques.
Así lo indicaron las autoridades de la universidad polaca en un comunicado del 14 de noviembre, difundido por la oficina de prensa del Episcopado de Polonia, luego de la publicación del Informe McCarrick sobre los abusos del excardenal estadounidense Theodore McCarrick, dado a conocer por el Vaticano el martes 10.
En su comunicado, las autoridades de la universidad polaca expresan que no pueden permanecer indiferentes ante “las acusaciones falaces, calumnias y mentiras, dirigidas recientemente contra nuestro santo patrón”.
“Al observar la narrativa presentada por algunos medios que transmiten opiniones expresadas por comentaristas seleccionados, es difícil no ver que están motivados principalmente por una aversión sistémica o proyectada contra la Iglesia Católica. Las tesis subjetivas expresadas por algunos círculos no son en absoluto fundamentadas en hechos y hallazgos objetivos, por ejemplo, presentados en el Informe de la Secretaría de Estado de la Santa Sede sobre Theodore McCarrick”, escriben.
“Los intentos de cargar a San Juan Pablo II con la responsabilidad de la tragedia personal de las víctimas de abusos sexuales cometidos por clérigos son insinuaciones y manipulaciones”, destacan.
Una sección del Informe McCarrick señala que Juan Pablo II pidió al Nuncio Apostólico en Estados Unidos en 2010 que contacte a cuatro obispos del estado de Nueva Jersey para preguntarles si es que McCarrick se había comportado inapropiadamente con jóvenes adultos.
Los obispos dijeron que McCarrick, entonces Arzobispo de Newark, había compartido su cama con hombres jóvenes, “pero no indicaban con certeza que McCarrick hubiera incurrido en inconductas sexuales”.
McCarrick fue acusado en 2018 de haber acusado de un menor. Tras esa acusación surgieron otras acusaciones creíbles sobre décadas de abusos a menores, seminaristas y sacerdotes, por lo que fue expulsado del estado clerical en 2019.
El informe concluye que tres de los cuatro obispos dieron al Vaticano “información imprecisa e incompleta”. “Probablemente esta información imprecisa parece haber impactado en las conclusiones de los consejeros de Juan Pablo II y, consecuentemente, en el mismo Juan Pablo II”, indica el texto.
Las autoridades de la universidad católica donde fue profesor San Juan Pablo II explican que “el Papa de Polonia fue quien inició la lucha contra los autores de actos contra la dignidad fundamental de los más débiles e introdujo el principio de ‘tolerancia cero con la pedofilia’”.
“Ya en 1993, Juan Pablo II señaló a los obispos estadounidenses que, en el caso de delitos sexuales, los castigos canónicos, incluida la expulsión del sacerdocio, eran necesarios y estaban plenamente justificados. Agregó que deben enfatizar la importancia del daño y el mal hecho”, prosigue el comunicado.
“El Santo Padre, recordando las palabras de Jesús en el Evangelio, indicó en una carta a los obispos estadounidenses que ‘para alguien que siembra escándalo, sería mejor que le colgaran del cuello una gran piedra de molino y que se ahogara en las profundidades del mar’”, destaca el texto de la universidad.
Las autoridades universitarias recordaron también que en 2002 el Papa San Juan Pablo II les dijo a los obispos estadounidenses que los delitos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia son “un crimen espantoso”.
Tras señalar que el Papa también describió los abusos como algo “diabólico” cuando se dirigió a los obispos de Irlanda en 2001, las autoridades resaltaron la enseñanza del Papa peregrino, que representa “el imperativo más alto para instar a la protección de los niños y adolescentes, es decir, las personas más expuestas a la explotación y diversas formas de manipulación”.
El rector y los vicerrectores de la Universidad Católica Juan Pablo II también manifestaron su solidaridad a las víctimas de abuso sexual en la Iglesia y les aseguraron sus oraciones.
“Innegablemente, los perpetradores de abusos deben rendir cuentas de manera justa por sus acciones, arrepentirse y pedir perdón por sus vergonzosos pecados. También es necesario elevar constantemente el nivel de seguridad de niños y jóvenes en todos los entornos”, resaltaron.
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