Manos Unidas denuncia la explotación que sufren 168 millones de menores

En el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, clama para que todos los niños del mundo tengan acceso a una educación de calidad, que les permita romper el círculo de la pobreza

Madrid, 12 de junio de 2015 (ZENIT.org) Staff Reporter | 0 hits

Manos Unidas se ha sumado este viernes “a los millones de voces que, con motivo del Día Internacional contra el Trabajo Infantil, claman para que todos los niños del mundo tengan acceso a una educación de calidad, que les permita romper el círculo de la pobreza que los oprime”.

El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sitúa en 168 millones el número de niños que siguen siendo víctimas del trabajo infantil, mientras que, paradójicamente, más de 75 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años están desempleados “y muchos más, deben conformarse con trabajos que no ofrecen ningún ingreso equitativo, seguridad en el lugar del trabajo, protección social”.

Desde esta organización eclesial “luchamos para prevenir y atacar las cusas que llevan a que millones de pequeños tengan que abandonar la escuela para emplearse en trabajos precarios y mal remunerados, en los que, generalmente son explotados y víctimas de todo tipo de abusos: pobreza, exclusión, falta de oportunidades, discriminación étnica o de género, desplazamiento, guerras, falta de voluntad política, incumplimiento de la legislación… y lo hacemos apoyando y acompañando proyectos de desarrollo en 57 países de Asia, África y América”.

Además, “trabajamos para que el derecho que todo niño tiene a estudiar y a formarse, no sea una quimera para esos millones de pequeños a quienes las circunstancias llevan a forjarse el futuro en las calles y no en las aulas”.

En el cuaderno de apuntes contra la pobreza de este mes, “hemos querido acercarnos a algunos de esos pequeños a quienes vamos a acompañar en su vuelta al colegio”, en Ongole, una pequeña ciudad en un entorno rural en la región de Andhra Pradesh, en el Centro de India, donde las hermanas salesianas llevan trabajando desde hace diez años en un programa de reinserción escolar dirigido a niños y niñas de 4 a 15 años.

La mayoría de los habitantes de Ongole, llegados a la ciudad desde el campo, se dedican a la agricultura, trabajan como jornaleros o asalariados. Uno de los problemas a los que se enfrenta la población es el alto índice de abandono escolar, y la nula escolarización de algunos niños y niñas, explica la ONGD en una nota. Los motivos de esta falta de escolarización van desde el trabajo infantil a la falta de interés de los padres o familiares por la educación de sus hijos, pasando por las tradiciones culturales y tradicionales que no reconocen la importancia de la educación. Las niñas son las más afectadas por este problema al considerarse su educación una pérdida de tiempo y de dinero, relegando su papel social al de madre y esposa.

Para evitar que estos niños y niñas se vean privados de su infancia, de su derecho a la educación y de su desarrollo como persona, el programa puesto en marcha por las hermanas salesianas tiene un fuerte componente de concienciación de las familias y de detección de casos de riesgo. Además, ofrece un curso de un año de duración para estos niños y niñas, donde se les da formación y apoyo a todos los niveles para que al siguiente año se escolaricen en el sistema formal.

Para que cada vez sean más los niños y niñas rescatados del trabajo infantil en todo el mundo, en los últimos diez años Manos Unidas ha apoyado más de mil proyectos educativos y sociales destinados a la infancia, por un importe superior a los 60 millones de euros.

Manos Unidas es la asociación de la Iglesia católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo. Es, a su vez, una Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD) de voluntarios, católica y seglar.