16 de febrero de 2023 / 7:40 p. m.
Cuatro sacerdotes que fueron expulsados la semana pasada de Nicaragua pudieron celebrar nuevamente la Misa, luego de haber estado detenidos durante seis meses por la dictadura de Daniel Ortega.
Se trata de los sacerdotes Ramiro Tijerino, Sadiel Eugarrios, José Luis Díaz y Oscar Benavidez, quienes formaron parte del grupo de 222 opositores que fueron exiliados el 9 de febrero a los Estados Unidos.
La primera Misa que celebraron en suelo norteamericano tuvo lugar el 10 de febrero, en la capilla de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).
Al día siguiente, el P. Tijerino presidió una segunda Eucaristía –concelebrada por los otros tres sacerdotes–, en la parroquia San Marcos Evangelista, en el estado de Maryland.
En la Misa también participaron el seminarista Melkin Centeno y el camarógrafo Sergio Cárdenas.
Tanto los cuatro sacerdotes como Centeno y Cárdenas pertenecen a la Diócesis de Matagalpa, cuyo obispo, Mons. Rolando Álvarez, fue condenado hace unos días a 26 años de cárcel.
Asimismo, los seis exiliados habían sido condenados el 6 de febrero a diez años de cárcel, acusados de traición a la patria por la dictadura nicaragüense.
La homilía del 11 de febrero estuvo a cargo del P. Eugarrios, quien agradeció a nombre de los más de 200 exiliados por la acogida recibida en Estados Unidos, a donde llegaron “buscando consuelo”.
Culminada la Eucaristía, el P. Ramiro Tijerino relató que durante su encierro en la cárcel de torturas de El Chipote fueron sometidos a constantes interrogatorios, los obligaron a dormir en literas de cemento y les prohibieron tener contacto entre ellos.
Por su parte, en declaraciones difundidas en la cuenta de Facebook de la USCCB, el P. Sadiel Eugarrios agradeció a Dios por haberle permitido celebrar la Misa “después de casi seis meses”.
“Como sacerdote, al no celebrar una Eucaristía, al no poder comulgar el Cuerpo de Cristo, al no beber su Sangre, me sentía que estaba incompleto. Hoy he renovado esa fe”, expresó.
(El artículo continúa después)
El sacerdote aseguró que “ha sido un regalo de parte de Dios” que les ha ayudado a renovar sus fuerzas.
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