Un sacerdote de un poblado mexicano acechado por la violencia del narcotráfico rezó con el Santísimo Sacramento junto a los fieles para que “caigan los muros del odio”.
El P. Jorge Luis Martínez Chávez, párroco de la parroquia Santiago Apóstol en Coalcomán, en el estado mexicano de Michoacán, presidió la tarde del lunes 16 de agosto un momento de adoración eucarística, en una de las zanjas cavadas por los narcotraficantes para cortar el acceso al poblado.
Un día antes, el sacerdote mexicano envió un mensaje a través de Coalcoman Mx. Radio, señalando que “en esta situación de adversidad creemos que Dios puede ser una respuesta para nosotros”.
“Unámonos juntos, unámonos en oración”, alentó, aunque reconoció que el lugar elegido para la oración “está peligroso”.
“Unámonos en oración, unámonos en la fe, expresemos un mismo sentir, expresemos nuestra hermandad. Donde todos han decidido crear muros de odio, nosotros vamos a crear muros de fe, puentes de esperanza, que Dios nos acompañe a todos”, animó.
Al presidir la jornada de adoración eucarística el 16 de agosto, el P. Martínez Chávez recordó la historia de la caída del muro de Jericó, recogida en el capítulo 6 del Libro de Josué, en la Biblia.
Jericó, dijo el párroco de Coalcomán, era “una ciudad potente, la más fuerte de aquella región”.
Sin embargo, continuó, “el pueblo de Israel sabía que si daba la vuelta a las murallas de Jericó con el Arca de la Alianza, con la presencia de Dios, aquellos muros iban a caer, y así fue”.
Acompañado del Santísimo Sacramento, dijo que “voy a dar una vuelta por este hoyo, por esta zanja, este muro de odio que hay”, y señaló que “le vamos a pedir a Dios que así como cayeron las murallas de Jericó, así caigan los muros del odio”.
Coalcomán es un pequeño poblado en la parte occidental del estado mexicano de Michoacán, muy cerca del pueblo de Aguililla, también azotado por las pugnas de los cárteles del narcotráfico por el control del territorio.
Ambos poblados reciben la atención pastoral de la Diócesis de Apatzingán.
Una semana atrás la Diócesis de Apatzingán difundió una carta del P. Jorge Luis Martínez Chávez, en la que clamaba por auxilio a las autoridades.
La región sufre los continuos enfrentamientos del Cártel Jalisco Nueva Generación y los Cárteles Unidos, que pugnan por el control de las rutas del narcotráfico.
Conmovido por las noticias de la violencia que sufre Aguililla y la Diócesis de Apatzingán, el Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola, visitó la zona el 23 de abril.
Meses después, Mons. Coppola confesaría a ACI Prensa que “ha sido una de las experiencias más impresionantes de mis 5 años como Nuncio en México”.
El Papa Francisco envió una carta a mediados de julio al Obispo de Apatzingán, Mons. Cristóbal Ascencio García, asegurando que “el clima de terror y de inseguridad que aflige a la población inerme es contrario a la voluntad de Dios”.
“Recuerden que no están solos, que el Señor es fortaleza y misericordia, que nunca abandona a sus hijos, que la Iglesia es madre, atenta y cercana a todos los que sufren”, expresó el Santo Padre en esa ocasión.
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