Reconstrucción de iglesia dañada por explosión en Beirut da esperanza a católicos

El P. Nicolas Riachy, párroco de la Iglesia del Salvador ubicada en Beirut, Líbano, dijo a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que la reconstrucción del templo católico permitirá que se siga llevando esperanza cristiana a los habitantes en medio de la pobreza que dejó la explosión de Beirut hace más de 3 meses.

El 4 de agosto en la tarde, una explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en un almacén del puerto de Beirut dejó más de 150 fallecidos, más de 5 mil heridos y gran parte de la ciudad destruida. La magnitud fue tan grande que incluso se llegó a sentir a 240 kilómetros de su epicentro, en la isla de Chipre.

El impacto de la explosión fue tan grande que el país no solo está “económicamente por los suelos”, sino que sus habitantes están “traumatizados”, señaló ACN. Una superviviente que perdió su casa dijo a ACN que Beirut es “nuestro Hiroshima”, pues para ella la explosión “fue peor que una guerra, porque se llevó todo de golpe. El esfuerzo de años se perdió en siete segundos”.

El siniestro causó la destrucción total de los barrios pobres y humildes de los alrededores del puerto, donde se asentaban emigrantes y trabajadores cristianos que llegaban de las montañas en busca de una mejor vida, y lo mismo pasó con las zonas del centro de Beirut. Esta situación generó que se esté “produciendo una diáspora”, dijo ACN.

En declaraciones a ACN, el P. Riachy lamentó que el “10% de la población de este barrio se ha ido, porque no pueden ya habitar en sus casas. No puedo hacer nada para detenerles porque no puedo darles seguridad, que es lo que quieren”.

Todavía hay personas que tienen “esperanza, pero cada vez es más difícil”, pues “los que tienen dinero y pasaporte extranjero se van, pero los pobres moriremos aquí”, añadió.

El sacerdote también dijo que su parroquia, la Iglesia del Salvador, perdió el techo por la explosión. Pese a los daños que sufrieron, el P. Riachy expresó su gratitud a Dios porque la explosión no ocurriera el 5 de agosto, pues ese día la iglesia habría estado repleta de gente por ser la vigilia de la fiesta de la Transfiguración del Señor, celebrada el 6 de agosto.

El templo greco-latino melquita construido en 1890 tiene un gran valor histórico para Beirut, pues es uno de los más antiguos de la ciudad. Además, está situado en un lugar simbólico, pues limita con barrios no cristianos como el musulmán.

El sacerdote dijo que la iglesia se encuentra en trabajos de reconstrucción y que su presencia es fundamental para llevar “esperanza” a los cristianos que se queden en la ciudad.

“Somos una especie de puerta de entrada al barrio cristiano”, dijo. “A los que quieren quedarse debemos darle una esperanza, nuestra misión es dar una luz en la oscuridad que estamos viviendo”, dijo.

“No hay cristiandad sin cruz. Nuestro ejemplo es Cristo, es duro ser cristianos, pero muchos todavía son conscientes que esta tierra es Tierra Santa y que no podemos abandonarla”, agregó.

Pese a que está por concluir la fase de limpieza del templo que permitirá que el edificio eclesial pueda volver a usarse, el P. Riachy dijo que en los laterales y la entrada del templo todavía hay cristales esparcidos y marcos de ventanas reventados. Además, señaló que la sala de cristal que hay en el patio opuesto a la iglesia quedó inutilizado.

Actualmente, lo que más preocupa al párroco es el techo. “Si llegan las primeras lluvias dañará todo. Además, hay una grieta que hay que arreglar para que no se venga todo abajo”, dijo. Explicó que en la parte izquierda del templo se apilan todas las tejas que pudieron salvar tras el siniestro.

Para el P. Riachy una completa reconstrucción es muy difícil de lograr sin apoyo externo que ACN se comprometió a realizar, pues los fieles se encuentran sumidos en la pobreza y los bancos no permiten que dispongan de sus recursos.

“Todas las casas de mis feligreses tienen las ventanas y puertas destruidas. Y además, está la crisis económica. Los bancos han bloqueado el dinero de las personas, ahora no tienen nada. ¿Cómo me van a poder ayudar ellos a reconstruir el templo?”, dijo.

“El papa Francisco dijo que no podemos pensar en un Oriente sin cristianos. Para que los cristianos permanezcan en esta tierra, necesitamos a cada uno de ustedes. Ojalá esta iglesia pueda seguir siendo un hermoso testimonio de la palabra del Señor”, concluyó.

La fundación pontificia ACN está “ayudando a los cristianos más afectados” por la explosión en Beirut y dijo que dispondrá cinco millones de euros para ayudar al proyecto de reconstrucción local, entre los que está la emblemática iglesia católica greco-melquita.

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