Este martes 17 de noviembre se presentó en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma el libro “Sangue del vostro sangue, Ossa delle vostre ossa” (“Sangre de vuestra sangre, huesos de vuestros huesos”), un libro sobre el pontificado de San Juan Pablo II y las Iglesias en la Europa centro-oriental con motivo del nacimiento del Papa polaco.
El autor del libro, Jan Mikrut, es profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. La presentación del libro editado por Gabrielli Editori estuvo moderada por la directora de la agencia en italiano del grupo ACI, ACI Stampa, Angela Ambrogetti.
El autor señaló que “el volumen que presentamos está dedicado al pontificado de Juan Pablo II en Europa centro-oriental”.
“El Papa fue un protagonista totalmente singular en la historia de la Iglesia: como polaco, como sacerdote y como Papa afrontó en primera persona todas las dimensiones”, explicó.
En la presentación, el Arzobispo de Cracovia, Mons. Marek Jedraszewski, explicó que se trata de una magna obra de más de 1.500 páginas con una parte importante dedicada a Polonia.
Esta parte central del libro se desarrolla a lo largo de 499 páginas articuladas en 15 artículos escritos por catorce autores diferentes.
Según señaló el Arzobispo de Cracovia, el título de la obra “deriva de la frase usada por el mismo Papa que, durante su primera peregrinación a Polonia, al finalizar la homilía de Pentecostés el 3 de junio de 1979 en Gniezno, dijo de sí mismo: ‘Así cantará con vosotros, amados compatriotas, este Papa, sangre de vuestra sangre, huesos de vuestros huesos’”.
Explicó que “podemos decir que cuando San Juan Pablo II dice en Gniezno que era ‘sangre de vuestra sangre y huesos de vuestros huesos’, en esas palabras resuena el cuádruple sentido de su identidad y cercanía: con todos los pueblos en base a su misma humanidad, con todos los hijos de la Madre Iglesia, incluida la especial identidad que los sacerdotes y los laicos crean en ella en virtud del bautismo, y con la historia de la nación polaca, que constantemente, sobre todo en los últimos siglos, ha luchado heroicamente por su libertad”.
También subrayó que, en esa histórica homilía, el Papa “delineó un cuadro de aquello que le era querido y que persiguió hasta el fin de su pontificado: una imagen de Europa cristiana en sus raíces, que respira al mismo tiempo con dos pulmones: el Occidente y el Oriente”.
De esa manera, siempre siguiendo ese principio, San Juan Pablo II “contribuyó de manera decisiva a los cambios políticos, sobre todo en la primavera de 1989 en Polonia, que llevaron a la caída del Muro de Berlín”.
En la presentación intervino también Majlinda Dodaj, embajadora de la República de Albania ante la Santa Sede, quien reflexionó sobre “el vínculo histórico del Papa Wojtyla con Albania”.
En su intervención destacó la importancia histórica que la visita de San Juan Pablo II el 25 de abril de 1993 tuvo para Albania. “Fue la primera visita de un Pontífice a Albania, que es recordado por todos los albaneses como ‘Aquel bendito día’”.
“La visita del Papa Juan Pablo II fue un momento de confirmación en la fe vivida durante tantos años bajo el régimen comunista. Esta visita significó para Albania el fin de un recorrido social, cultural y político, y la victoria de la democracia sobre el comunismo”.
Por su parte, para San Juan Pablo II, “la visita en Albania era la última meta, el último país europeo en el que había podido ver realizado un gobierno democrático, un estado libre donde ya no había dictadura comunista, una tierra que se acercaba a la libertad que le había sido negada durante mucho tiempo”.
Para los albaneses, “la visita del Papa Juan Pablo II a Albania el 25 de abril de 1993 fue un momento de gracia, se sintieron honrados con independencia de sus creencias”.
Por su parte, el profesor de Teología de la Universidad de Sofía St. Kliment Ohridski, Ivan Soyanov Ivanov, habló del vínculo de Juan Pablo II con Bulgaria.
Juan Pablo II, señaló, “ayudó a Bulgaria y a todos los cristianos en este país en un momento muy importante de la historia contemporánea de Bulgaria, vinculando su pasado, presente y futuro con la misión apostólica de los santos hermanos Cirilo y Metodio”.
“El pensamiento cirilo-metodiano de Juan Pablo II, por un lado, y el testimonio por la unidad universal de la Iglesia gracias a la labor de los santos hermanos, por otro, son un gran ejemplo de secuela del Evangelio y de colaboración cristiana”, subrayó.
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