El Papa Francisco llamó a Latinoamérica a no dejarse robar la esperanza debido a la pandemia del coronavirus, y a no perder “la memoria de su madre”, la Virgen de Guadalupe.
El Santo Padre dijo estas palabras en un video mensaje enviado este 19 de noviembre a los participantes del seminario virtual “América Latina: Iglesia, Papa Francisco y los escenarios de la pandemia”.
El evento es promovido por la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y se realiza los días 19 y 20 de noviembre. Tiene como objetivo reflexionar y analizar la situación de la pandemia del COVID-19 en América Latina, sus consecuencias y, sobre todo, las posibles líneas de acción y ayuda solidaria a desarrollar.
El video mensaje fue compartido en el seminario virtual luego del saludo del Cardenal Marc Ouellet, presidente de la CAL y la bendición de Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
En su mensaje, el Papa lamentó que “la pandemia ha dejado ver lo mejor y lo peor de nuestros pueblos y lo mejor y lo peor de cada persona. Ahora, más que nunca, es necesario retomar la conciencia de nuestra pertenencia común”.
“El virus nos recuerda que la mejor forma de cuidarnos es aprendiendo a cuidar y proteger a los que tenemos al lado: conciencia de barrio, conciencia de pueblo, conciencia de región, conciencia de casa común. Sabemos que junto con la pandemia del Covid-19, existen otros malestares sociales —la falta de techo, la falta de tierra y la falta de trabajo, las famosas tres ‘T’— que marcan como el nivel y estos requieren una respuesta generosa y una atención inmediata”.
El Papa Francisco alentó también a llegar a los más excluidos. “No lo digo como diciendo dar la limosna a los más excluidos, o como un gesto de beneficencia, no, sino como clave hermenéutica. De allá tenemos que empezar, de toda periferia humana, de toda, si no empezamos de allá nos vamos a equivocar. Y esta quizás es la primera depuración del pensamiento que tenemos que hacer”.
Tras comentar que la pandemia del COVID-19 agudizó la crisis en América Latina, el Pontífice resaltó que “no todos cuentan con los recursos necesarios para llevar adelante las mínimas medidas de protección” ante el coronavirus: “techo seguro donde poder cumplir el distanciamiento social, agua, recursos sanitarios para higienizarse y desinfectar los ambientes, trabajo estable que garantice el acceso a los beneficios, por nombrar los más imprescindibles”.
Luego de lamentar el peligro de los incendios forestales “que destruyen extensas zonas como el pantanal, la amazonia, que son el pulmón de América Latina y del mundo”, el Santo Padre dijo que “los efectos devastadores de la pandemia los seguiremos viviendo por mucho tiempo, sobre todo en nuestras economías, que requieren atención solidaria y propuestas creativas para alivianar el peso de la crisis”.
“Ante este sombrío panorama, los pueblos latinoamericanos nos enseñan que son pueblos con alma que supieron enfrentar con valentía las crisis y supieron engendrar voces que gritando en el desierto allanaron los caminos del Señor (cf. Mc 1,3). Por favor, ¡no nos dejemos robar la esperanza!”.
Dirigiéndose luego a los políticos y recordando lo escrito en la encíclica Fratelli tutti, el Papa Francisco resaltó la importancia de “reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad”.
El Papa también pidió a los líderes de la política “no propiciar ni avalar o utilizar mecanismos que hagan de la grave crisis una herramienta de carácter electoral o social. La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos”.
“El desprestigio del otro lo único que logra es dinamitar la posibilidad de encontrar acuerdos que ayuden a aliviar en nuestras comunidades, pero principalmente a los más excluidos, los efectos de la pandemia. Y nosotros tenemos en América Latina, no sé en toda, pero en gran parte de América Latina, tenemos una habilidad muy grande para progresar en el desprestigio del otro”, continuó.
Luego de alertar que los enfrentamientos afectan finalmente al pueblo y tras animar a dejar de lado los propios intereses en favor del bien común, el Papa Francisco advirtió sobre las “dinámicas de corrupción”, algo que “vale también para los hombres y mujeres de Iglesia; porque las internas eclesiásticas son una verdadera lepra que enferma y mata el Evangelio”.
Para concluir, el Papa destacó que “nos hará bien recordar que la unidad es superior al conflicto. Que su manto, su manto de Madre y de Mujer, nos cobije en un solo pueblo que, luchando por la justicia, pueda decir: ‘Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres’”.
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