Cada 26 de junio la Iglesia, y de modo especial el Opus Dei, celebra a San Josemaría Ecrivá, fundador de esta prelatura personal que está presente en los cinco continentes y que se ha convertido en una de las más vigorosas del panorama eclesial.
Su último sucesor, el también español Mons. Fernando Ócariz –elegido hace poco más de un año– recuerda en una entrevista concedida a EWTN/ACI Prensa que “era un hombre que sabía querer, poseía una grandísima inteligencia, una grandísima santidad”. “Era un hombre que quería mucho a la gente”, reconoce.
No obstante, también destaca que “lo más fundamental que nos enseñó San Josémaría es el trato personal, es decir, la amistad: transmitir el Evangelio de persona a persona”.
“Cuando exíste verdadera amistad, lo que a una persona le interesa, al otro le interesa también; aunque incluso tenga otras creencias, aunque incluso no comparta ni siquiera los valores más fundamentales; si hay amistad, le interesa”, afirmó Ocáriz sobre uno de los legados más importantes del santo español.
“Esto no excluye que haya que hacer todo lo demás, desde la predicación oficial de la Iglesia, que es esencial, por supuesto, pero desde el punto de vista de los cristianos comunes y corrientes, por lo menos en la Obra, en lo que tenemos más experiencia de su eficacia es en el trato personal, con la gente, la amistad verdadera; que no es usar la amistad de un modo instrumental, sino una la amistad auténtica, que por ser auténtica, intenta transmitir lo que se quiere”.
El actual Prelado de la Obra rememora también que San Josemaría “ha dicho cantidad de veces que el Opus Dei lo que quiere es servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida”. “El servicio de la Iglesia, ¿qué es? Lo que quiere la Iglesia es llevar el Evangelio al mundo. La Iglesia no es una sociedad cerrada en sí misma, sino que es para el mundo”, dice sobre el carisma de la prelatura.
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