El pasado 10 de junio se colocó la primera piedra de la que será la catedral de Nuestra Señora de Arabia en la ciudad de Awali (Baréin).
Según informan desde Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), ésta será la sede de la Iglesia en la península arábiga septentrional.
El proyecto de construcción de esta catedral comenzó el 11 de febrero de 2013, cuando el rey de Baréin, Hamad Bin Isa Al Khalifa, donó a la comunidad católica un terreno de nueve mil metros cuadrados para construir una nueva iglesia.
La construcción depende de muchos factores y está saliendo adelante gracias a la perseverancia y la buena voluntad de los fieles y de las autoridades locales. Sin embargo, la obtención de fondos siempre es complicada.
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) está colaborando de manera activa para que la catedral se realice y es uno de los principales donantes.
El P. Andrzej Halemba, responsable del proyecto por parte de ACN, estuvo presente en la ceremonia del inicio de las obras y aseguró que fue un hecho memorable ver cómo la catedral da un paso más para convertirse en realidad.
El sacerdote subrayó que “fue un momento de gran alegría” y también “un momento para rezar, un encuentro profundamente espiritual y un momento para depositar nuestra confianza en el Señor. En la Liturgia de la Palabra oramos por el país y por la gente que vive aquí”.
Sin embargo, el proyecto todavía necesita más dinero, muchos de los creyentes de Bahréin han aportado gran parte de los fondos, a pesar de sus escasos recursos, para ver cómo la catedral finalmente se hace realidad.
Desde ACN subrayan que la catedral de Nuestra Señora de Arabia será un edificio que no solo dará respuesta a las necesidades espirituales de los creyentes, en total, una población de casi 5 millones de personas en los cuatro países que engloba del Vicariato Apostólico. Sino que también contará con un edificio adyacente para actos sociales y educativos.
Esta es una necesidad de particular importancia para los católicos “locales”, grupo formado principalmente por inmigrantes de la India, de Filipinas y Bangladesh que realizan trabajos como jornaleros y servicio doméstico para apoyar a sus familias que han dejado atrás en sus países.
“En Baréin la situación no es demasiado mala, lo peor que puede ocurrir es la tentación de explotar a los trabajadores que vienen aquí. Los inmigrantes a veces son obligados a trabajar en condiciones extremas como en mayo, con más de 47 grados centígrados”, destacó el P. Halemba.
Los católicos en esos territorios son una minoría religiosa y étnica, por lo que generalmente son discriminados y sufren desventajas en sus condiciones laborales.
Por eso el sacerdote subrayó que están “en condiciones de impartir clases de inglés y cursos para sensibilizar a los inmigrantes acerca de la cultura local. Esto es muy importante para la gente que viene a trabajar, porque les facilita su estancia aquí, lejos de sus casas”.
También indicó que conocer la cultura es absolutamente necesario para su seguridad, pues pueden “correr peligro si no son conscientes de la cultura y si, sin querer, se comportan de una forma que ofende a la población local”.
En la ceremonia de colocación de la primera piedra asistieron representantes de Baréin, Kuwait, Qatar y Arabia Saudí, que forman el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte.
También participó un representante del rey de Baréin; el Nuncio Apostólico, Mons. Francisco Montecillo Padilla; y el Obispo del Vicariato Apostólico, Mons. Camillo Ballin, así como los embajadores de Italia y Francia.
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