En un nuevo discurso de contenido interreligioso, el Papa Francisco recordó este sábado 23 de junio que “el diálogo entre creyentes de diferentes religiones es una condición necesaria para contribuir a la paz en el mundo”.
El Santo Padre hizo esta valoración durante la audiencia que concedió a miembros de la asociación francesa “Emouna Fraternité Alumni”, asociación surgida en 2017 en el marco del programa “Emouna – Foro de las religiones”, propuesto e iniciado, como recordó el Papa, por el Instituto de Estudios Políticos de París, “con la participación de las grandes religiones presentes en Francia”.
Francisco valoró “la aspiración compartida dentro de vuestra Asociación, que apunta a fortalecer los lazos de fraternidad entre los miembros de diferentes religiones, profundizando un trabajo de investigación”.
“Vosotros atestiguáis la posibilidad de vivir un pluralismo saludable, respetuoso de las diferencias y valores de los que cada uno es portador”, resaltó. “También atestiguáis en un espíritu de apertura, la capacidad de las religiones para participar en el debate público en una sociedad secularizada”.
Además, “gracias a los lazos fraternos establecidos entre vosotros, manifestáis que el diálogo entre creyentes de diferentes religiones es una condición necesaria para contribuir a la paz en el mundo”.
En este sentido, les alentó “a perseverar en vuestro camino, teniendo cuidado de combinar tres actitudes fundamentales para fomentar el diálogo: el deber de la identidad, la valentía de la alteridad y la sinceridad de las intenciones”.
El Papa recordó que, de hecho “la verdadera fraternidad no se puede vivir excepto en esta actitud de apertura a los demás, que nunca busca un sincretismo conciliador; por el contrario, siempre busca sinceramente enriquecerse con las diferencias, con la voluntad de comprenderlas para respetarlas mejor, porque el bien de cada uno está en el bien de todos”.
Recordando el discurso que pronunció ante los participantes en la Conferencia Internacional de la Paz en El Cairo, Egipto, el 28 de abril de 2017, invitó a los miembros de la delegación “a testimoniar con la calidad de vuestras relaciones que la religión no es un problema sino parte de la solución: nos recuerda que es necesario elevar el ánimo hacia lo Alto para aprender a construir la ciudad de los hombres”.
El Papa finalizó su discurso animando “a desarrollar una cultura de encuentro y diálogo, a promover la paz y defender, con amabilidad y respeto, lo sagrado de cada vida humana contra cualquier forma de violencia física, social, educativa o psicológica”.
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