La respuesta fue dada a conocer hace unos días por el Custodio de Tierra Santa, P. Pierbattista Pizzaballa, quien hizo la consulta a los frailes que trabajan pastoralmente en Siria y que constantemente están bajo la mira del Estado Islámico (ISIS) y otros grupos islámicos, como es el caso del P. Dhiya Azziz, que el 23 de diciembre de 2015 fue secuestrado por segunda vez y liberado doce días después.
Luego de recibir un buen número de respuestas, el sacerdote señaló que “casi todos han claramente expresado la opinión de que solo es correcto permanecer en las villas, sin considerar el número de fieles o el peligro que implica”. Además recordó que los franciscanos de la Custodia “nunca han dejado los lugares y a las personas que la Iglesia les ha confiado, a pesar del riesgo y peligro”.
“No pocos de nuestros mártires, incluso en tiempos recientes, murieron en circunstancias no muy diferentes a la actual situación”, señaló.
“Un pastor –añadió– no abandona su rebaño y no pregunta si sus ovejas valen mucho o poco, o si son numerosas o jóvenes. Para un pastor todas las ovejas son importantes y las ama a todas de la misma manera”.
La situación de los cristianos en las áreas controladas por el ISIS es crítica. Al secuestro masivo de fieles –con el fin de exigir un rescate económico–, las ejecuciones de cristianos y venta de mujeres como esclavas sexuales, se suma el rapto de sacerdotes como el P. Jacques Mourad, el P. Hanna Jallouf, y el P. Dhiya Azziz, entre otros. Algunos lograron escapar y otros fueron luego liberados por los terroristas.
Sin embargo, aún no se sabe nada de los obispos ortodoxos Bulos Yaziji y Yuhanna Ibrahim, desaparecidos en Siria en 2013, y del P. Paolo Dall’Oglio, desaparecido en 2015.
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