Nació en Frisia por el año 745 en el seno de una familia noble. Su vida se desarrolló en tiempos de la conquista del pueblo sajón a manos de Carlomagno y el Imperio Carolingio, entre el 772 y el 804.
El cristianismo se encontraba en expansión en el territorio alguna vez conocido como Germania Magna, una provincia romana fundada por Julio César entre los ríos Rin y Elba. Esta labor misionera alcanzó su máximo desarrollo con San Bonifacio y San Ludgero.
Ludgero fue discípulo del teólogo Alcuino de York. En el 777 fue ordenado sacerdote en Colonia (Alemania) y posteriormente se dedicó a evangelizar su tierra natal, Frisia.
Pese a la importante labor misionera de este santo, el emperador Carlomagno utilizó en paralelo a los misionarios católicos francos, junto a otros de Irlanda y de la Inglaterra anglosajona para convertir paganos utilizando métodos violentos y discordes al Evangelio.
Tiempo después San Ludgero viajó a la abadía benedictina de Montecasino (130 km al sur de Roma) huyendo de la batalla entre las fuerzas de Carlomagno y su principal oponente sajón, el guerrero Widukind.
En aquel lugar tomó el hábito de monje sin tomar los votos. Según la tradición Carlomagno fue a buscarlo para que regrese y predique en Frisia, además le ofreció el episcopado de Tréveris, el cual no tenía vacante.
Ludgero solo aceptó la oferta para ser misionero y decidió erigir un monasterio en el territorio donde se ubica actualmente la ciudad de Münster, que en ese entonces pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de Colonia.
Para el 804 fue designado obispo de ese lugar y cinco años más tarde falleció un 26 de marzo. San Ludgero tuvo una vida de servicio y hasta hoy su tumba en Werden sigue siendo lugar de peregrinaciones. Su fiesta se celebra el 23 de marzo.
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