A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:
Evangelio del día Lucas 22:14--23:56
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;
15 y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.»
17 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros;
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»
19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.
21 «Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa.
22 Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!»
(…)
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Homilía de Mons. Bacarreza:
En la liturgia de la Palabra de este Domingo de Ramos se hace la lectura de la Pasión de Cristo, tomada del Evangelio de Lucas. El relato es notable por su sobriedad, aunque en ciertos puntos se deja ver la emoción contenida del evangelista, llamando la atención del lector sobre la atrocidad que se está cometiendo.
Cuando relata el prendimiento de Jesús, Lucas escribe: “Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: ¡Judas, con un beso entregas el Hijo del hombre!”. El evangelista se resiste a escribir que el traidor besó a Jesús de hecho (comparar con Mt 26,49 y Mc 14,45). El hecho es demasiado deleznable.
Entre los ultrajes a Jesús, después de su condena por el sanhedrín, Mateo y Marcos dicen: “Se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearlo” (Mt 26,67). Lucas omite los escupos, porque le parece indigno que Jesús tenga que soportar eso: “Los hombres que lo tenían preso se burlaban de él y lo golpeaban” (Lc 22,63).
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