El P. Donato Jimenez explica a ACI Prensa que debido a que los seres humanos frecuentemente ofendemos al Creador, debemos pedir perdón.
Para obtener el perdón de Dios, necesitamos recurrir al Sacramento de la Penitencia o Reconciliación.
En este sacramento nos liberamos del pecado y somos confortados en la debilidad corporal y espiritual. Además, es una oportunidad para convertirnos cada vez más y para acogernos a la misericordia de Dios. Él siempre nos espera con los brazos abiertos y está dispuesto a aceptarnos de vuelta.
La diferencia entre la penitencia y la reconciliación es que la primera es un acto de reparación por las faltas cometidas. Y la reconciliación es la actitud de restaurar la relación de unión que teníamos con Dios, quien en su infinita misericordia está presto a recibirnos de nuevo, como al Hijo Pródigo.
Pero, no sólo es importante reconciliarnos con Dios, sino también con los demás. Según la Palabra de Dios, no podemos llevar nuestra ofrenda hacia el altar si no hemos perdonado a nuestro prójimo. Cuando lo hacemos, nuestra oración será más pura.
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