“Extraño mi casa. Si pudiera volvería allí mañana mismo”, dijo la pequeña.
La niña comentó que en el campo de refugiados “nuestras familias viven en caravanas. Tenemos todo lo que nos hace falta. Todo va bien. Tenemos agua corriente, lo que es práctico. En invierno es horrible aquí porque los caminos se llenan de lodo”.
Maryam forma parte del grupo de los 120 mil cristianos que huyeron del Estado Islámico en Irak. Ella vivía con su familia en Qaraqosh, que era la ciudad cristiana más grande del país hasta que el ISIS la tomó en agosto del año 2014, después de Mosul.
“Antes de huir de Qaraqosh nuestros vecinos fueron a vernos y nos dijeron que debíamos partir inmediatamente. Oímos las bombas caer. Un niño murió. Salimos de la ciudad a las 11:00 a.m. Si nos hubiéramos quedado allí todo sería diferente. Agradecemos a Dios que nos ha protegido”, expresó.
Actualmente Maryam cursa la primaria en el colegio Al-Bishara, dirigido por las hermanas dominicas de Ankawa y que fue construido por AIN.
“Me gusta mucho mi escuela incluso si a veces encuentro el trabajo difícil. Cuando estamos de vacaciones extraño mucho mi colegio. Realmente me encanta estudiar. Me gustan los cursos de ciencias”, comentó.
La niña también cuenta que “le rezo a Dios para que nos proteja y les pedimos que nos regrese a casa. Siempre rezo por todo el mundo, por los enfermos, por todos aquellos que no lo piden, por todos aquellos que buscan la verdad y rezo por el Estado Islámico para que un día el amor tome posesión de sus corazones”.
“Aún no sé qué me gustaría hacer cuando sea grande. Me gustaría ser cantante. Me gustaría ser religiosa. O médico. O religiosa y médico a la vez”, concluyó y pidió que recen por ella.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 15 de abril de 2015
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