Este último comunicado, del 24 de agosto, está firmado por Mons. Wayne Francis Berndt, Obispo de Naha, y Mons. Edgar Gacutan, Obispo de Sendai. Los Prelados afirman, refiriéndose al agua radiactiva —tratada por TEPCO—: “Se ha señalado que el tritio (elemento radiactivo) que ingresa al cuerpo de los organismos vivos tiene las mismas propiedades químicas que el hidrógeno, por lo que ingresa a las células y permanece allí durante mucho tiempo, provocando exposición interna y destruyendo el ADN”.
Y agregan que “el tritio arrastrado al océano entra así continuamente en el entorno ecológico, donde se acumula y concentra a lo largo de la cadena alimentaria. No se debe descargar más tritio al océano por ningún motivo”. De hecho, la situación pasó ya al plano político. El gobierno chino prohibió "totalmente" la importación de productos pesqueros procedentes de Japón.
"La parte japonesa no debería causar daños secundarios a la población local e incluso a la gente del mundo por sus propios intereses egoístas", señaló Beijing. Por su parte, el presidente Kishida afirmó que China hace "afirmaciones científicamente infundadas" y pidió que levanten la prohibición sobre las importaciones japonesas de inmediato.
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