El Santo Padre inició en junio una misión de paz a través de un delegado personal, el Cardenal Matteo Zuppi, con el objetivo de acercar posiciones entre los países en guerra y obtener el apoyo de Estados Unidos y China para una solución diplomática al conflicto.
El 4 de agosto, el Papa Francisco confirmó que el Cardenal Zuppi viajará a Pekín, tras visitar Kiev, Moscú y Washington, según declaró en una entrevista. Y además manifestó su intención de designar un representante permanente que haga de "puente" entre Rusia y Ucrania.
Milley, en su cargo como principal asesor militar del presidente, mostró escepticismo sobre la posibilidad de éxito de una contraofensiva ucraniana en el corto plazo, al tiempo que se mostró partidario de limitar el tipo de armamento ofensivo entregado al gobierno de Kiev.
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