Hoy 8 de mayo, Domingo del Buen Pastor, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2022, día en que los fieles son llamados a rezar para que más personas, especialmente jóvenes, digan sí a la llamada de Dios.
Se le llama “Domingo del Buen Pastor” al cuarto domingo de Pascua, pues el Evangelio del día corresponde a la lectura de Juan 10, 11-18, pasaje en el que Jesús afirma su identidad con la siguiente frase: “Yo soy el Buen Pastor”, les explica que la humanidad son sus ovejas, y les enseña que su misión es conducir a las ovejas que no están en su redil para que sean un solo rebaño.
El Papa San Pablo VI instituyó y celebró por primera vez la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones el Domingo del Buen Pastor, el 12 de abril de 1964.
En su mensaje en esa ocasión, el Papa Pablo VI recordó que “la mies es mucha, más los operarios son pocos”, e hizo el siguiente pedido a los fieles del mundo: “‘Pidan al Señor de la mies que mande obreros’ a su Iglesia”.
El Papa aseguró que el número de sacerdotes “afecta a todos los fieles, no sólo porque de él depende el futuro religioso de la sociedad cristiana”, sino porque es un indicador de “la vitalidad de fe y amor de las comunidades” parroquiales, y es un “testimonio de la salud moral de las familias”.
También, destacó a los padres generosos que dan a sus hijos a la Iglesia con alegría y orgullo, y a los adolescentes que quieren servir a la Iglesia para reproducir los rasgos del Buen Pastor; y alentó a las vocaciones sacerdotales y religiosas a no descuidar “un deber tan grave y responsable”.
Este 2022, la Iglesia Católica celebra la 59° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, con el tema “Llamados a construir la familia humana”.
En su mensaje para esta ocasión, el Papa Francisco afirmó que es “necesario cuidarse de la mentalidad que separa a los sacerdotes de los laicos, considerando protagonistas a los primeros y ejecutores a los segundos”, y en cambio, “llevar adelante la misión cristiana como único Pueblo de Dios, laicos y pastores juntos. Toda la Iglesia es comunidad evangelizadora”.
“La vocación, como la santidad, no es una experiencia extraordinaria reservada a unos pocos”, afirmó, y aseguró que “todos estamos llamados a participar en la misión de Cristo de reunir a la humanidad dispersa y reconciliarla con Dios”.
“Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado”, concluyó.
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